OBLIGAN A PAGAR ”PEAJE” MIENTRAS HABLA CON EL PAPA. Miembros de una pandilla extorsionan a los salvadoreños que acuden a presenciar la videoconferencia con Francisco

En la foto pequeña, el joven Gerardo
En la foto pequeña, el joven Gerardo

Él habla con el Papa por teléfono, ellos cobran “peaje” a la gente que se ha reunido en el lugar para ver y tal vez escuchar algo de ese inédito diálogo. “Él” es Gerardo Ernesto Mancía, el adolescente salvadoreño de quince años con quien el Papa habló por videoconferencia el jueves pasado. “Ellos” son los miembros de la mara Barrio 18, contrincantes de la famosa Salvatrucha, que controla otros sectores de la ciudad. El lugar de los hechos es la colonia La Campanera, un conglomerado de casas humildes en el municipio de Soyapango, situado en la periferia de la ciudad de San Salvador, capital de El Salvador. La información fue publicada por el diario Prensa Libre, de amplia difusión en la capital del pequeño y populoso país de América Central. Hace algunos años El Salvador fue teatro de una cruenta guerrilla y se ha hecho famoso en tiempos más recientes por la próxima apertura de la causa de beatificación de Oscar Arnulfo Romero, obispo asesinado en 1980.

 “Las personas que llegaban iban a presenciar el evento histórico de la plática entre el pontífice y el pequeño salvadoreño. Entre estos visitantes hubo periodistas nacionales e internacionales” relata el cronista de Prensa Libre. A la escuela de Gerardo Ernesto Mancía asisten 300 alumnos de 6 a 14 años y está ubicada en un barrio de pequeñas casas cuyas paredes están decoradas con murales inconfundibles que identifican a Barrio 18, la pandilla que domina la zona. Por boca de Cecilia de Nolasco, directora de la escuela, se sabe que el alumno Gerardo Ernesto Mancía forma parte de la banda musical de la institución y sueña con asistir a la universidad para cursar alguna carrera relacionada con la hotelería y el turismo organizado. Junto con unos treinta compañeros y la ayuda de una pequeña computadora portatil, Gerardo Ernesto Mancía cumplía mientras tanto otro sueño: hablar con el Papa.

El Pontífice argentino lo alentó a estudiar con empeño, a practicar deporte e “impregnarse de cultura” para poder abrirse camino en la vida. Trabajen fuerte y sé que lo están haciendo bien y muy bien apoyados… Sigan adelante por este camino de trabajar en equipo y defenderse de aquellos que quieren atomizarlos y quitarles esa fuerza del grupo. Se despidió con una última recomendación: “¡Cuidado con las maras!”, refiriéndose a las temibles pandillas juveniles que siembran violencia prácticamente en toda America Central. “Mientras Gerardo hablaba con el Papa, en la única calle de acceso a esa colonia” anota Prensa Libre “varios pandilleros detenían a los vehículos que ingresaban al lugar para exigirles el pago de una especie de peaje, mientras otros controlaban los movimientos de las personas”.

Torna alla Home Page