LA LARGA MANO. La dictadura argentina no perdía de vista a monseñor Romero. Lo confirman los documentos que acaban de ser desclasificados por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto

Sospechas argentinas
Sospechas argentinas

Muchas sorpresas en los 5832 documentos y deliberaciones secretas que el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto argentino acaba de desclasificar y publicar en su propio sitio on line. Aunque en muchos casos no hacen más que confirmar cosas que se dijeron en su momento y fueron descalificadas porque no tenían fundamento, atribuyéndolas a operaciones políticas de la oposición. Una de ellas se refiere a la cooperación entre la dictadura argentina y el gobierno de El Salvador entre los años 1976 y 1983, precisamente la época que corresponde a los gobiernos de facto. En el análisis del copioso material ahora disponible que ha realizado el diario salvadoreño El Faro, resulta evidente que el gobierno militar encabezado por el general Jorge Rafael Videla mantenía estrechas relaciones con el gobierno del general Carlos Humberto Romero, posteriormente derrocado por el golpe del 15 de octubre de 1979. Entre otras pruebas, el documento con fecha 15 de julio del mismo año refiere las conversaciones que se llevaron a cabo en la embajada argentina en El Salvador, “con el nuncio apostólico”, sobre la oportunidad de “elevar de viva voz al Vaticano un informe sobre las actividades del arzobispo Romero”, que evidentemente se observaban con desconfianza.

La embajada argentina comunicaba regularmente a su propia cancillería en Buenos Aires sus observaciones sobre la situación turbulenta que atravesaba el país centroamericano, manifestando especial preocupación por las huelgas y las acciones cada vez más frecuentes de los “movimientos subversivos”. En este sentido se  hace alusión a monseñor Romero. Un texto del 14 de mayo de 1979 explica que “el arzobispo Romero apoya desde su diócesis y a través de sus medios de difusión a elementos subversivos”.

Los documentos que ya no son reservados revelan que el gobierno de Videla prestaba colaboración a los militares salvadoreños en materia de alimentación y medicamentos, a cambio del apoyo de El Salvador a los candidatos argentinos en las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA). Los documentos que se acaban de publicar también permiten conocer que existían intercambios a nivel del inteligencia, adiestramiento y venta de armas.

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