FRANCISCO Y LA RESPONSABILIDAD DE LOS POLÍTICOS ARGENTINOS. Tres puntos planteados sorpresivamente por el Papa en medio del debate electoral: programas claros, honestidad y transparencia en el financiamiento de los partidos

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Argentina se acerca al Día D electoral en un clima envenenado. Presidente y vicepresidente imputados y probablemente procesados, frentes opositores a la ofensiva, un país sumido en la división y el enfrentamiento en el ámbito privado y en la calle. El final del segundo mandato presidencial de Cristina Fernández de Kirchner se anuncia convulsionado, si no dramático. Todos sabemos que no es lo que hubiera querido el Papa Francisco. Pero inesperadamente dijo lo que sí quisiera –y con abundantes detalles, lo que también implica una sorpresa- a la pequeña revista de una villa argentina, La Cárcova, ubicada en el departamento de San Martín, en la periferia de Buenos Aires. Hace cerca de dos años fue a vivir allí un sacerdote bien conocido por el Papa argentino, José María di Paola, y Francisco estaba contestando las preguntas que le habían hecho llegar los jóvenes de esa villa. Una de ellas tenía concretamente a “los gobernantes argentinos” como destinatarios. Le preguntaron qué quisiera recomendarles a ellos en este año electoral. La respuesta consta de tres puntos, como se puede ver en la entrevista (Francisco Responde), ordenadamente articulados entre sí, señal de que ha sido bien meditada.

“Primero, plataforma electoral clara. Cada uno diga: nosotros, si somos gobierno vamos a hacer esto. Bien concreto”. Quiere decir que un programa electoral claro para presentar a los electores es la primera exigencia que debe plantear la sociedad en un año de cambio de conducción en el plano nacional. Por una razón de peso. Porque –puntualizó el Papa a continuación- “La plataforma electoral es muy sana y ayuda a la gente a ver lo que piensa cada uno”. Francisco sabe que está hablando, por lo menos en primera instancia, a jóvenes de una villa. Y para que lo entiendan mejor cuenta una anécdota “hecha por unos periodistas vivos, en una de las elecciones de hace muchos años”. Ocurrió lo siguiente: “Más o menos a la misma hora se encontraron con tres candidatos. No sé, a diputados, a intendentes, no sé qué eran. Y les preguntaron: ¿qué piensa usted sobre tal cosa? Y cada uno de ellos dijo lo que pensaba. Y a uno le contestó el periodista: bueno, lo que usted piensa no es lo mismo que lo que piensa el Partido que usted representa. Vea la plataforma electoral de su Partido”. Entonces, tiene que haber un programa claro, pero no solo eso, sino que debe ser propuesto públicamente a los electores con toda claridad, de manera que se respete el derecho a conocer y elegir con la mayor libertad posible. “Un candidato tiene que presentarse a la sociedad con plataforma electoral clara, bien estudiada, y que yo, si salgo elegido diputado, intendente, gobernador, lo que sea, voy a hacer “esto”, porque pienso que “esto” es lo que hay que hacer”.

No son pocos los que deberían tomar nota de la recomendación papal en el curso de esta campaña electoral, en cierto sentido bastante turbia y que no se caracteriza precisamente por presentar propuestas y programas claros. Están invitados a hacerlo.

Segundo punto del tríptico papal. “Honestidad en la presentación de la propia postura”. Hubieran sido útiles algunas palabras más sobre lo que entiende Francisco por este término tan poco frecuente en el ámbito político. No consideró que fuera necesario, probablemente teniendo presente la frase evangélica: “El que tenga oídos para oír, que oiga”. Pero aún así, honestidad es honestidad, y es un término difícil de tergiversar. Referido a la política significa no perseguir segundos fines, objetivos secundarios no explícitos respecto a los que se proclaman, intenciones ocultas.

Tercera sugerencia a los gobernantes argentinos en un año de elecciones: “Una campaña electoral de tipo gratuito, no financiada. Porque en las financiaciones de las campañas electorales entran muchos intereses que después te pasan la boleta, ¿no? Entonces, creo que ser independiente de cualquiera que me pueda financiar una campaña electoral”.

Hay mucho realismo en esta tercera recomendación del Papa. En la respuesta dice que “es una de las cosas que tenemos que lograr”, y espera que así sea. “Es un ideal, evidentemente”, aclara. “Porque siempre hace falta plata para los afiches, para la televisión… Pero en todo caso que la financiación sea pública. Yo financio a éste con tanta plata. Que sea todo transparente y limpio”.

El Papa no tiene apuro por venir a la Argentina. Seguramente querría hacerlo, pero el momento le aconseja esperar. A los jóvenes de La Cárcova News les confirma que vendrá. “En principio, en el ’16, pero todavía no hay nada seguro porque hay que armar con otros viajes, con otros países”.

Las elecciones, cuando vuelva a su país, a sus villas, ya habrán pasado. Y Argentina no será la misma. Mejor o peor, dependerá del eco que hayan encontrado las palabras confiadas por el Papa a una pequeña revista de la periferia.

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