TRATA Y NARCOTRÁFICO. SEGUNDO ROUND EN EL VATICANO. El viernes comienzan los trabajos. Habla Gustavo Vera, relator: “Aprendamos de los jesuitas de las reducciones…”

Gustavo Vera, 51 años, fundador de la ONG “La Alameda”
Gustavo Vera, 51 años, fundador de la ONG “La Alameda”

Gustavo Vera se toma las cosas en serio y se está preparando con esmero para la cita que lo lleva por quinta vez al Vaticano, tantas como la presidente Kirchner que acudirá dentro de pocos días. Tiene 30 minutos para hablar sobre “éxitos, dificultades y problemas que aún se enfrentan en la reducción de la prostitución y el trabajo forzado”. Recibió la invitación de Mons. Marcelo Sánchez Sorondo en su calidad de Presidente de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, organismo a cargo del segundo Coloquio sobre la Trata y el tráfico de personas que continuará los trabajos del primero, realizado en noviembre de 2013. Pero es bien sabido quién está detrás de esta convocatoria y que el nombre de Vera fue propuesto por el mismo Papa. Bergoglio quiere saber de primera mano si hay resultados concretos en la lucha contra ese “horror” y esa “plaga” que claman a Dios y ya denunciaba como Arzobispo de Buenos Aires.

Gustavo Vera dirige desde 2001 la organización no gubernamental “La Alameda” y responde que la tarea de “reducir” estos fenómenos –en el sobrio lenguaje eclesiástico- es dura pero sin duda está dando buenos resultados. “El tema ha entrado con fuerza en todos los niveles de la sociedad y los que se esfuerzan para sacar a la luz el trabajo esclavo y la trata de personas han recibido un gran respaldo del Papa”, afirma; “cientos de nuevas organizaciones han nacido en todo el mundo y muchas han comenzado a reunirse para afinar mejor la acción en el terreno de la prevención y de la represión”. En fin, así como las mafias y el crimen organizado se coordinan entre sí, quienes los combaten también han empezado a coordinar su acción alentados  por el Papa argentino. “Muchos líderes religiosos han firmado un documento para declarar que la trata y los delitos relacionados son crímenes de lesa humanidad. La presión es fuerte y los resultados empiezan a verse en las legislaciones nacionales y en el terreno concreto”, explica Vera, y recuerda que no hace mucho las discusiones a nivel parlamentario se empantanaban contra una muralla de goma.

En su oficina del segundo piso de la Legislatura de Buenos Aires, Vera consulta investigaciones, sintetiza datos y estudia el pasado. “Me han pedido que hable de la trata de blancas en Argentina y su relación con el narcotráfico…”, refiere. Había decidido tomarse todo el tiempo que fuera necesario para plantearlo, pero después –pensándolo mejor- no tanto como para irse por las ramas. Explica que la lucha de los jesuitas en los siglos XVII y XVIII y la manera como los seguidores de San Ignacio emancipaban a los aborígenes guaraníes de la sumisión y del trabajo en esclavitud al que los sometían los encomenderos españoles y los bandeirantes portugueses, es un buen punto de partida. Se refiere a las famosas reducciones, diseminadas en América del Sur desde Ecuador hasta Chile y desde Bolivia hasta el Paraguay, pasando por Argentina, Uruguay y Brasil. Está leyendo también los textos de un no católico, representante de la izquierda nacional, con rasgos trotskistas para ser más exactos, que se llama Abelardo Ramos, y los de un uruguayo, peronista, filósofo e historiador: Alberto Methol Ferré. “Las misiones jesuíticas y la lucha contra la esclavitud social y económica están en el ADN del Papa Francisco –afirma- y en este momento hay que llevarla adelante en el terreno, como hacían entonces los misioneros de la Compañía de Jesús”.

Será un discurso culto el de Gustavo Vera, docto y severo. “Estamos en presencia de un nuevo proceso de re-acumulación capitalista de tipo mafioso, que desencadena fenómenos como el contrabando de armas, la trata de personas, el narcotráfico y el comercio subterráneo de órganos humanos”. Como católico, reivindica la primogenitura histórica en la lucha contra el trabajo esclavo. “Cuando se produce la acumulación originaria, en la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX, y después en Estados Unidos, los jesuitas se opusieron con fuerza, mucho antes que los socialistas y los marxistas”. Hoy que un jesuita guía la Iglesia universal “esta lucha por la libertad, la dignidad y un desarrollo económico que supere la cultura del descarte, puede dar resultados duraderos”.

Para Vera, y esto lo dirá en su disertación en el Vaticano, la trata de seres humanos y la droga tienen un punto de conexión muy fuerte. “Ninguno de estos delitos se puede cometer de manera reiterada y por un tiempo prolongado si no hay complicidad o reticencias a nivel estatal”. El dedo de Vera apunta en dirección al poder político. “No se puede traficar droga de un lugar a otro si no hay complicidades en la frontera, si no hay aquiescencia en las comisarías de los barrios, si no hay coberturas en el sistema judicial, en fin, sin “corredores” y “nichos” de corrupción en el estado nacional”.

Por otra parte, existe una indiscutible sinergía en el crimen organizado. “Los mafiosos no tiene especializaciones rígidas. Las rutas de la droga son las mismas que las del tráfico de órganos, que a su vez coinciden con las del contrabando de armas”. Vera considera que los mafiosos pasa de una actividad a otra siguiendo la lógica de las ganancias. Señala el ejemplo de una provincia argentina, Entre Ríos: “hace cinco o seis años era una de las que registraba el mayor número de prostíbulos”. Él y La Alameda hicieron cerrar decenas de estos, “pero ahora ha crecido el narcotráfico y la venta de la droga al menudeo, el narcomenudeo, como se lo conoce en el ambiente, porque –me explicó un mafioso- se ha vuelto más rentable que la prostitución organizada”.

Le preguntamos a boca de jarro si él también piensa, como el Papa, que la Argentina se está mexicanizando. “Atravesamos un proceso parecido al que vivió México hace diez años”, aclara puntillosamente, “cuando la corrupción estatal prolongada se fusionó con el crimen organizado, generando un estado de mafiosidad”. “Y lo mismo nos ocurre ahora a nosotros”, agrega; “cada comisaría de Buenos Aires tiene un mapa del delito en su propia jurisdicción absolutamente exacto, pero no para combatirlo. El estado está ausente o está presente de manera mafiosa”.

¿Y él también cree que en Argentina se produce droga, como dijo el Papa en la entrevista a “La Cárcova news”, el diario de la villa del padre Pepe di Paola? “En la villa 1-11-14 hay laboratorios de cocaína en 15 manzanas, y cocinas móviles donde se elabora clorhidrato de cocaína; la pasta base viene de Holanda…”.

Vera dedica por último algunas palabras al próximo viaje de la presidente Kirchner al Vaticano, “una entrevista que fue solicitada y el Papa no puede dejar de conceder”. Después enuncia “las tres líneas de Francisco para Argentina: respeto de los mandatos constitucionales, porque todas las veces que se interrumpieron prematuramente no nos fue muy bien, con devaluaciones y crisis que terminan pagando los pobres; respeto por los jueces, por todos, para que aquellos comprometidos en procesos sensibles que tocan los sectores del poder puedan trabajar con libertad; y políticas públicas respaldadas por el “oficialismo” y la oposición para derrotar el narcotráfico, que es el peor cáncer que hoy tenemos en Argentina”.

Torna alla Home Page