TRES BUENAS NOTICIAS DE AMERICA LATINA. Un mes para recordar, con la beatificación de Romero el 23 de mayo y las causas de Câmara y Angeleli recién autorizadas por la Santa Sede

OK de Roma también para Angelelli
OK de Roma también para Angelelli

La última buena noticia es de hoy: la Santa Sede autorizó la apertura del proceso diocesano para una futura y probable beatificación del obispo de La Rioja (Argentina), monseñor Enrique Angelelli, asesinado por los militares argentinos el 4 de agosto de 1976. Fue un crimen odioso que durante 30 años todos, o casi todos, presentaron como “la trágica consecuencia de un accidente en la ruta”.

Pero ésta no es la única buena noticia del mes de mayo para los católicos y las iglesias católicas de América Latina. Es sabido que el próximo 23, en San Salvador, será beatificado el arzobispo Oscar Romero, muerto por odio contra la fe en 1980 a manos de un comando de paramilitares de la extrema derecha salvadoreña. Y el 3 de mayo pasado el arzobispo de Olinda y Recife, Brasil, dom Fernando Saburido, con la debida autorización del Vaticano, abrió el proceso diocesano para la causa de beatificación de Dom Helder Câmara, su antecesor en la diócesis.

En esos tres nombres – Romero, Câmara y Angelelli- se resumen y se fundan los nombres y las vidas de tantos otros pastores y laicos que en las últimas décadas fueron asesinados en América Latina  solo porque eran cristianos, acusados a menudo de ser extremistas: el Cardenal Juan Jesùs Posadas Ocampo (México, 1993), los obispos colombianos Jesús Emilio Jaramillo Monsalve (1989, Arauca) e Isaías Duarte Cancino (2002, Cali) y numerosas decenas de sacerdotes, religiosos, catequistas y operadores humanitarios. Entre ellos se encuentran tres misioneros eliminados en Perú, Michele Tomaszek y Sbigneo Strzalkowski, misioneros polacos (muertos el 9 de agosto de 1991) y el sacerdote diocesano italiano Alessandro Dordi (25 de agosto de 1991), que serán beatificados el 5 de agosto. Estos misioneros a su vez simbolizan y recuerdan a tantos otros extranjeros asesinados en la región, estadounidenses, africanos y europeos, como los 6 jesuitas de la Universidad Centroamericana de El Salvador (1989) y las 4 religiosas estadounidenses masacradas en el mismo país en 1980.

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