SE BUSCA SANTA. Mujer, madre y paraguaya… Ese fue el identikit que señaló el Papa durante el almuerzo en la Nunciatura, en Paraguay. Lo reveló el obispo del santuario de Caacupé

Monseñor Giménez entrega al Papa el regalo de los obispos del Paraguay durante la recepción en la Nunciatura
Monseñor Giménez entrega al Papa el regalo de los obispos del Paraguay durante la recepción en la Nunciatura

La admiración del Papa argentino por las mujeres del vecino Paraguay es conocida, y él mismo lo manifestó en diversas oportunidades. Como obispo primero y como Papa después. Pero que llegara al punto de pedirle a sus hermanos del episcopado paraguayo que buscaran en la otra mitad del cielo a una posible santa, lo sabemos recién ahora, a tres meses y medio del viaje al Paraguay de mediados de julio. La circunstancia fue la mesa servida en la Nunciatura de Asunción el segundo día de su visita, acompañado por los obispos del país. Y estaban todos presentes, incluyendo los cuatro eméritos.

En un momento de la conversación, entre el tintenear de la vajilla, el Papa habría sorprendido a todos con un desiderata inesperado: que se buscara a una mujer paraguaya, madre, para elevarla a los altares. Naturalmente, respetando todos los procedimientos, investigaciones, comisiones y demás requisitos, pero para hacerla terminar su camino en esta tierra junto a los beatos de la Santa Madre Iglesia. Quien relató el episodio fue el Presidente de la Conferencia Episcopal del Paraguay, monseñor Claudio Giménez, obispo de Caacupé, el mismo que compartió con el Papa tanto la mesa de la Nunciatura como el altar del famoso santuario nacional en la multitudinaria misa del 12 de julio. En una conversación con Radio Uno del Paraguay, emisora privada que transmite en la frecuencia 650 AM, monseñor Giménez, cerca ya de presentar su renuncia porque cumplirá los 75 años de edad límite el 26 de noviembre próximo, explicó que el pedido del Santo Padre tomó a todos por sorpresa y por eso recién ahora se ha dado a conocer a la opinión pública. “Estábamos muy contentos y tal vez por la sorpresa no hemos reaccionado antes” declaró cándidamente a la emisora, agregando que la intención del Papa era valorizar la figura de la mujer paraguaya, que él admira mucho y que en muchas oportunidades ha calificado como “la más gloriosa y heroica de América”.

Doble sorpresa en realidad, porque los obispos le habían pedido al Papa la beatificación de la Sierva de Dios María Felicia de Jesús Sacramentado, más conocida como Chiquitunga, una joven carmelita descalza que vivió en la ciudad de Villarrica del Espíritu Santo. Pero debido a las palabras de monseñor Giménez sabemos que Francisco desea que los sacerdotes del Paraguay orienten su atención hacia una madre “heroica” que haya vivido el Evangelio de manera admirable, dejando en el pueblo los signos de su propia santidad de vida. Una madre –explicó el obispo de Caacupé- “que haya vivido el máximo las virtudes cristianas de fe, esperanza y caridad”. Monseñor Giménez recordó también que en otro momento el Papa se le acercó y le repitió el pedido: “Tenemos que encontrar una madre paraguaya santa, por favor, ¡búsquenla! Estoy seguro de que hay más de una, solo tenemos que encontrarla”. El obispo también pidió a sus compatriotas que colaboraran. “Es un proceso largo. Primero hay que encontrar a la persona. Eso se hace a través del obispo, una comunidad religiosa, un barrio, o cualquier otro. De hacerla conocer se ocupa la gente y nosotros introducimos la causa para su beatificación”, agregó el obispo, recomendando que la candidata madre “haya vivido una vida ejemplar”.

El pedido del Papa “condensa” una opinión que muchas veces expresó como Bergoglio y como Francisco. En 2010 el cardenal celebró una misa con la colectividad paraguaya en Argentina delante de la imagen de la Virgen de Caacupé. En esa oportunidad dijo que “es doblemente gloriosa, por ser la Madre de Dios y por ser paraguaya”. Durante el vuelo a Bolivia, antes de las tres etapas que lo llevarían al corazón del continente, saludó a una periodista del Paraguay con palabras que tuvieron una fuerte repercusión en el país: “la mujer paraguaya es la más gloriosa, no porque haber estudiado más que otras, sino porque supo asumir un país derrotado por la injusticia y por los intereses internacionales. Y ante esa derrota llevó adelante la Patria, la lengua y la fe”.

Torna alla Home Page