PRESSING DE LA IGLESIA ARGENTINA AL GOBIERNO DE MACRI. A 140 días de asumir, las críticas apuntan a la política social. Se anuncia para el jueves un importante documento

Obispos argentinos con Macri
Obispos argentinos con Macri

No falta mucho para que se cumplan seis meses del comienzo del mandato del presidente argentino Mauricio Macri que puso fin a la larga hegemonía de la familia Kirchner-Fernández. La etapa de observación parece llegar a su fin y la Iglesia empieza a manifestar las primeras preocupaciones. El observatorio sobre la problemática social y la pobreza de la Universidad Católica Argentina, que en numerosas oportunidades fue un verdadero dolor de cabeza para los gobiernos Kirchner, acaba de presentar los resultados de un estudio sobre la evolución de la venta de droga al menudeo en el país, poniendo en evidencia que se ha pasado del 30 por ciento de las familias en 2010 al 45 por ciento en 2014. El rector de la UCA, arzobispo Víctor Manuel Fernández, no dejó de destacar que este inquietante fenómeno es una de las principales preocupaciones del Papa Francisco, quien durante su reciente viaje a México tuvo palabras muy duras contra el narcotráfico. El informe del país sudamericano encontró una caja de resonancia en LOsservatore Romano. Refiriéndose a la investigación, el diario vaticano destacó que “los barrios marginales, donde muchos padres están desocupados y los hijos no tienen futuro, son las principales incubadoras del narcotráfico, que se está expandiendo sin freno sobre todo en la periferia de Buenos Aires, de Córdoba y Rosario, porque no se toman medidas adecuadas para controlarlo”. El informe confirma la pertinencia de la alarma de los obispos argentinos que en varias oportunidades se han referido a la venta y el consumo, pero también a la producción, como un verdadero drama nacional, en directa relación con el espíritu del capitalismo salvaje, la idolatría del dinero y la globalización de la indiferencia como factores “generadores de una cultura individualista centrada en el consumo”.

El primero de mayo, desde el púlpito del popular santuario de San Cayetano al que acuden miles de argentinos para pedir “pan y trabajo”, el presidente de la Conferencia Episcopal José María Arancedo apuntó el dedo contra el trabajo considerado como una mercancía, “un escalón en la cadena  financiera”. Después puso en guardia contra los efectos de “una inflación creciente” e insistió en la necesidad de crear puestos de trabajo y promover las inversiones. “No se podría estar uno o dos años en una inflación creciente. Eso tiene que encontrar una salida y eso también es cuestión de crear empleo, trabajo digno e inversiones”, declaró Arancedo, quien transita el segundo mandato consecutivo como presidente de la Conferencia Episcopal, para el período 2014-2017.

Obvia es la crítica formulada por el “movimiento de sacerdotes para el tercer mundo”, que considera los primeros meses del gobierno de Macri –“desocupador serial” es la expresión que utilizan para definirlo- la confirmación de un modelo de desarrollo discriminatorio, contrario a los trabajadores y los sectores más débiles de la sociedad. Menos obvia la crítica de monseñor Jorge Casaretto, portavoz histórico de las instancias sociales de la Iglesia argentina con dos mandatos a la cabeza de Caritas y presidente de la Comisión Social del Episcopado hasta no hace mucho. Casaretto advirtió que el objetivo de la “pobreza cero” que declara el gobierno de Macri no debe quedar  solo en “declaraciones” sino “traducirse en acciones concretas”. Para afrontar con éxito la problemática de la pobreza “tiene que haber voluntad de terminar con los enfrentamientos y buscar puntos en común”. Y después agregó, dirigiéndose al presidente, que “esta voluntad no es del todo clara”.

Las advertencias al presidente Macri anticipan la presentación de un extenso documento que será publicado el jueves, elaborado por los obispos argentinos en vistas a la celebración del Bicentenario de la Independencia. El texto se anticipa como un documento comprometido, tanto para quienes lo proponen como para aquellos a los que está dirigido. Es el resultado de varios meses de trabajo, múltiples correcciones y retoques de último momento, y finalmente fue aprobado por cerca de cien obispos argentinos durante la última asamblea plenaria del mes de abril. Ya se sabe que no será un diagnóstico descarnado sobre la realidad nacional. Enunciará una serie de premisas tomadas de la Doctrina Social de la Iglesia como aporte para la construcción de un país mejor. Pero no eludirá los puntos centrales sobre el modelo de desarrollo y los primeros resultados.

El documento será entregado el miércoles personalmente a Macri junto con la invitación al Congreso Eucarístico Nacional, que se llevará a cabo del 16 al 19 de junio en la ciudad de Tucumán, donde en julio de 1816 se declaró la Independencia de España. Posteriormente los principales representantes de la Iglesia argentina lo presentarán al país.

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