LÍDER DE MADRES DE PLAZA DE MAYO EN EL VATICANO. De las críticas contra Bergoglio al descubrimiento de Francisco

Hebe De Bonafini
Hebe De Bonafini

Por el momento solo sabemos lo que ella ha declarado. La señora Hebe de Bonafini, líder histórica del grupo más importante de Madres de Plaza de Mayo, dijo que el Santo Padre la había invitado a visitarlo en el Vaticano, y eso podría concretarse, si sus médicos personales se lo permiten, el próximo 27. Digamos desde ya que nos parece curioso porque los Pontífices, incluyendo a Francisco, casi nunca, por no decir nunca, hacen ese tipo de invitaciones. Es mucho más probable que ante un discreto sondeo proveniente de Argentina hayan respondido que existe esa posibilidad, pero sin un compromiso formal. Conociendo al Papa Francisco no parece imposible que reciba a la señora de Bonafini, aunque ella en el pasado lo acusó de ser “fascista y cómplice de la dictadura militar”. No sería la primera vez que el Santo Padre recibe personalidades argentinas que en el pasado lo atacaron gravemente. Hebe de Bonafini estaba en Italia cuando el Cónclave eligió a Bergoglio. Las crónicas dicen que en sus declaraciones, según parece desde la ciudad de Pescara, afirmó: “Hace muchos años que las madres, en realidad desde que empezaron su lucha, colaboran solamente con sacerdotes del tercer mundo. Tenemos una lista de 150 sacerdotes asesinados por la dictadura, y la Iglesia oficial nunca se preocupó por ellos ni reclamó sus cuerpos. Las madres hablaban de la Iglesia oficial cuando nadie lo hacía. Esta es opresiva, en cambio las del tercer mundo son liberadoras. Solo tenemos relación con ellas y para el Papa que han nombrado, lo único que tenemos para decir es: Amén”.

La Asociación de la Bonafini nació en 1986, cuando un nutrido grupo de madres, que luchaba desde hacía años para obtener verdad y justicia por las gravísimas violaciones de derechos humanos durante las dictaduras militares entre 1976 y 1983, se separó debido a las diferencias de opinión sobre la oportunidad de aceptar una reparación económica por la pérdida de sus hijos que ofrecía el entonces presidente Raúl Alfonsín. Algunas de ellas, debido a la pobreza, aceptaron, pero nunca renunciaron a luchar por la verdad y la justicia. Otras no. Entonces ese grupo encabezado por Hebe de Bonafini abandonó la asociación y formó otra. Algunos meses después la señora Hebe cambió de opinión sobre el cardenal Jorge Mario Bergoglio, recuerda Giorgio Bernardelli, “llamándolo simplemente padre Francisco”. Y declarando cándidamente que estaba impresionada por los testimonios de tantas personas de las villas –los barrios de emergencia de Buenos Aires- sobre su amistad con el cardenal Bergoglio. “En la carta dice: “Permítame llamarlo padre Francisco, porque es a Francisco al que ahora he descubierto. Mi padre también se llamaba Francisco y era un santo trabajador con las manos llenas de callos por todo el trabajo que hacía para mantenernos. Del padre Francisco no conocía su trabajo pastoral; solo sabía que en aquella catedral vivía el principal dirigente de la Iglesia argentina. Esa catedral que cuando marchábamos y pasábamos delante de ella cantábamos: “Se quedaron callados cuando se los llevaban”. Hoy –sigue diciendo Hebe de Bonafini- con gran sorpresa escucho a muchos compañeros que cuentan sobre su compromiso y su trabajo en las villas. Y de eso me alegro infinitamente y siento que puedo esperar un cambio en el Vaticano”.

El mismo Bernardelli recordaba en su artículo de 2013: “De todos modos la líder de las Madres de Plaza de Mayo no retrocede ni un milímetro en sus batallas. Anuncia que enviará al Papa la lista de todos los sacerdotes y obispos desaparecidos o asesinados en el Tercer mundo, para que la Iglesia los recuerde y haga propias sus batallas. Le pide al Papa Francisco “desde lo más profundo del corazón” que luche por una Iglesia de los pobres”, como en nuestra “gran patria latinoamericana de José de San Martín y Simón Bolívar” hicieron miles de personas que pagaron con la vida el precio del compromiso de erradicar la pobreza. Era el gran sueño de nuestros hijos desaparecidos”. “Gracias padre Francisco y cuando se encuentre con el Papa en el Vaticano –concluye irónicamente la señora Hebe de Bonafini- háblele de este pedido que le hago yo y millones de otras madres”.”.

Hebe De Bonafini hoy tiene 88 años y está bastante enferma; durante la dictadura perdió dos hijos: Jorge Omar y Raúl Alfredo, muertos entre 1977 y 1978, y su nuera María Elena Bugnoni Cepeda. El 4 de mayo de 1997 Hebe de Bonafini, junto con Marta Badillo y el abogado Sergio Schocklender, anunciaron que habían pedido que se sometiera a juicio al ex Nuncio en Argentina, el cardenal Pio Laghi, porque el diplomático, en su opinión, “visitaba asiduamente los centros de detención clandestinos y permitía las torturas y las ejecuciones que allí se realizaban”. El documento fue presentado ante el Tribunal de Roma el 21 de mayo de 1997, día en que el purpurado cumplía 75 años.

Por último hay que recordar que una de las fundadoras históricas de la asociación de Madres de Plaza de Mayo fue la paraguaya Esther Balestrino de Careaga, militante comunista muerta durante la dictadura militar, a la que habían secuestrado una hija y su yerno. Esther fue la jefa de Jorge Mario Bergoglio cuando éste, siendo joven, trabajaba en un laboratorio químico para el análisis de alimentos. Bergoglio siempre dijo, con respecto a Esther Balestrino, que “es una de las personas que más influyeron en mi vida”.

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