MADURO, UN PASO AL COSTADO. Cerrado a las mediaciones, la salida del escena del presidente de Venezuela se considera la condición preliminar para una mesa de negociaciones

José Mujica: "está loco como una cabra"
José Mujica: "está loco como una cabra"

Mientras crecen los rumores de que fue el mismo presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien pidió que se anulara la visita de mons. Paul R. Gallagher, Secretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados -prevista entre el 24 y el 29 de mayo- la prensa local confirma que podrían darse las condiciones para una mediación de la UNASUR después que el gobernante venezolano recibió ayer en audiencia a José Luis Rodríguez Zapatero, ex presidente del gobierno español, Martín Torrijos y Leonel Fernández, ex presidentes de Panamá y República Dominicana respectivamente. La delegación habría entregado al gobierno de Caracas una propuesta de mediación del secretario general de la UNASUR, organismo regional formado por 12 países, el ex presidente colombiano Ernesto Samper.

El gobierno de Caracas se siente asediado y objeto de una creciente hostilidad internacional, incluyendo una presunta y no mejor definida de parte de la Santa Sede, y mantiene un riguroso silencio. Entre tanto, otros ex gobernantes latinoamericanos, tras el fracaso de anteriores tratativas para que Maduro acepte una mesa de negociación, declaran estar convencidos de que a esta altura el problema es la permanencia misma de Maduro, que “no tiene ninguna voluntad de diálogo”, que “no tiene ningún control de la situación” o que, como declaró el ex presidente de Uruguay José Mujica, “está loco como una cabra”. Estas expresiones del ex presidente uruguayo, aunque en tono menos fuerte, ya son el común denominador de los análisis que se leen en la prensa latinoamericana en las últimas horas.

Los observadores y la mayoría de los políticos de la región, incluyendo numerosos ex presidentes, consideran que la cadena de errores de Maduro es tal que a esta altura él mismo ha pasado a ser el problema: “ha cerrado todas las puertas, se ha atrincherado de manera insensata y ha desperdiciado todas las oportunidades”, se dice. Eso complica gravemente la situación, y por eso la posibilidad de una mediación de la UNASUR se mira con escepticismo. Al entrar en juego un elemento personal -la insuficiente capacidad del presidente de Venezuela para moverse en un momento tan delicado- la cuestión ya no es la posibilidad de diálogo con la oposición sino la salida de Maduro del escenario político, lo que prácticamente se considera la condición preliminar para poner en marcha una mesa de negociaciones. Algunos políticos latinoamericanos piensan que pedirle a Maduro que de un paso al costado porque es la única manera de encontrar una salida, puede agravar la crisis pero al mismo tiempo, si el gobernante no cambia ni un milímetro su posición, quiere decir que él será el principal responsable del desastre que se avecina en el país y que podría llevar a una fractura de las Fuerzas Armadas, sobre las cuales crecen no pocas presiones internacionales de todo tipo

Hace pocas horas la mayoría de la Asamblea Nacional venezolana ha pedido formalmente a la OEA, Organización de los Estados Americanos, que “antes de que sea demasiado tarde” -dice la resolución- se aplique al gobierno de Maduro la “Carta Democrática”, instrumento jurídico del hemisferio que podría declarar que el gobierno de Caracas se encuentran fuera del estado de derecho.

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