ARGENTINA. PALABRAS COMO ARMA. El sacerdote villero Pepe Di Paola denuncia “Una campaña contra el Papa Francisco de algunos medios poderosos de comunicación”

El padre José María Di Paola
El padre José María Di Paola

Una campaña contra el Papa. Montada desde ciertos medios de comunicación, “poderosos” y con “ideologías destructivas”. Es la denuncia del ícono de los “curas villeros”, el sacerdote José María Di Paola. El “padre Pepe”, como lo conocen sus amigos. Un desfogo en medio de una misa en el barrio donde realiza su ministerio a las afueras de Buenos Aires, La Cárcova. Palabras que demuestran el malestar difundido por lo que se considera una caricaturización mediática de Francisco. Una imagen distorsionada de sus gestos y sus actos. Una lectura demasiado politizada de un pastor que sigue sorprendiendo al mundo.

El comentario de Di Paola apenas duró poco más de dos minutos. Fue registrado caseramente por uno de sus feligreses y publicado en internet, en un video fechado el 20 de junio. Frases espontáneas, después de un gran debate público en torno a la figura de Jorge Mario Bergoglio en su país natal. Por eso, el sacerdote pidió a los fieles “tener muy presente” a “este Papa argentino”, a quien lo conocieron de cerca.

“Lamentablemente en estos últimos tiempos hemos encontrado, en algunos medios poderosos de comunicación, una especie de campaña contra el Papa Francisco. Lamentablemente, aquellos que decían que era muy bueno hace unos meses muestran la incoherencia de sus ideologías destructivas cuando hoy lo denuestan a través de los distintos medios”, afirmó. “El Papa Francisco –agregó- nos ha mostrado siempre que el camino es formar una familia en las capillas, en las parroquias. Evidentemente ese va a ser nuestro camino y por eso sentimos muy cerca de aquel que está en Roma y que guía a la Iglesia porque lo hemos conocido. A nosotros no nos puede venir con un verso ninguno de los que hoy hablan mal del Papa Francisco. Nosotros lo sabemos, pero el pueblo también lo sabe. Porque el pueblo se siente totalmente ligado a sus opciones, a sus invitaciones, a sus signos, a sus gestos, que nada tienen que ver con el individualismo, con el egoísmo que pregonan sus enemigos”.

Un destape, sin ambages, de lo que se percibe también en Roma. No resultan casuales las críticas que, desde diversos sectores de la política y el periodismo, se lanzan cotidianamente contra el líder católico. Ni por el tono, ni por el contenido. Parecen dignas de una “operación”, una estrategia preconcebida para manchar. Circunstancias a las cuales Francisco no busca darle mayor importancia, pero que generan ansiedad en su entorno. Una fuente muy acreditada en el Vaticano, que almorzó con el pontífice unos días atrás, destacó su “extraordinaria serenidad” pese a la virulencia argentina. Aunque reconoció que a él le pesa la malinterpretación de algunos de sus actos. Le preocupa que su voz no llegue con la claridad necesaria a su país.

El ejemplo más acabado de este fenómeno corresponde al “affaire Scholas”. Una decisión personal, tomada por congruencia y como señal de cercanía a las dificultades del pueblo argentino, fue presentada en los medios como un “desplante” del Papa al presidente Mauricio Macri. Hace algunas semanas Francisco pidió a los directivos de la fundación pontificia “Scholas Occurrentes” rechazar un donativo del gobierno. Un aporte que ellos mismos habían pedido y el mandatario había concedido. La “friolera” cifra de 16 millones 666 mil pesos.

Sí, hubo “cortocircuito” entre los directores de la fundación y el pontífice, a quien no informaron ni del monto, ni de los detalles que implicaba ese aporte. Y, para colmo de males, la prensa lo presentó como una “señal de distensión” entre la Casa Rosada y la Casa de Santa Marta. Como si la relación Argentina-Vaticano dependiese del dinero.

Como constató una carta enviada a la cúpula de ese organismo, al Papa no le gustó la desinformación ni saber que su obra iba a ser premiada con tamaña cifra, mientras los argentinos están siendo obligados a apretarse el cinturón. Pero cuando se anunció el rechazo, la prensa se llenó de editoriales y comentarios contra él. Pocos comprendieron el fondo de su decisión y le dieron una lectura totalmente equivocada. Cuando se conocieron sus verdaderos motivos, ningún periodista dio marcha atrás. Nadie se tragó sus palabras.

Ya en marzo pasado, Bergoglio le reconoció a un político argentino en la Plaza de San Pedro que los medios de su país son como los “panqueques”, mientras movía la palma de su mano hacia arriba y hacia abajo. Luego, el 30 de abril, en una conversación de dos horas y 42 minutos con un grupo de sindicalistas fue más allá. “Le dedicó casi diez minutos a cuestionar al periodismo. Enumeró los cuatro pecados de los medios: la desinformación, la calumnia, la difamación y la ‘cropofilia’: el gusto por tocar y tirar ‘caca’. Esa palabra usa el Papa”, publicó una reveladora crónica de la revista Anfibia.

Pero la volubilidad mediática no es la prioridad del obispo de Roma. Los pensamientos que él tiene sobre Argentina quedaron plasmados en un mensaje firmado de su puño y letra que envió al presidente de la Conferencia Episcopal de su país, José María Arancedo, con motivo del Congreso Eucarístico Nacional que se celebró el último fin de semana en Tucumán, al norte. Una sorprendente manifestación de fe, que convocó a más de 250 mil personas. “En este momento en que se celebra el Congreso Eucarístico Nacional, que coincide a su vez con el Bicentenario de la independencia del país, vienen a mi memoria las palabras del cura Brochero: ‘La gracia de Dios es como la lluvia que a todos moja’. Sólo es cuestión de no tener miedo y de dejarse empapar de tanto amor”, escribió el Papa. Y apuntó, en evidente referencia a los “tarifazos” y al alza de precios que han afectado a los sectores más vulnerables: “Conozco las dificultades que están viviendo; aseguro mi cercanía y pido al señor que este congreso nos fortalezca en la fe para afrontar las adversidades e impulse la justicia y la caridad entre nosotros y, de modo especial, en el servicio de los pobres y necesitados”.

Vatican Insider

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