¿BERGOGLIO IGUAL QUE SAN MARTIN? Movimiento en defensa del Papa encabezado por los curas de las villas miseria. “Nadie es profeta en su patria”: desde San Martín hasta Messi, y ahora Francisco

Miércoles 29 de junio. Un momento de la misa en la villa 21 de Buenos Aires
Miércoles 29 de junio. Un momento de la misa en la villa 21 de Buenos Aires

«En la época en que estaba naciendo nuestra patria había personajes y medios de información como “El tiempo de Buenos Aires” y “El Pampeano” que no querían que San Martín volviera al país. Lo denigraban continuamente y lograron su objetivo. El general José de San Martín no pudo desembarcar en su casa, que es nuestra patria. Hoy al Papa Francisco le pasa lo mismo. Por eso pedimos reflexión y serenidad para que no ocurran en nuestro país injusticias tan grandes como las que cometimos contra nuestro libertador. Que no sean esas voces las que prevalezcan cuando hablan del Papa Francisco”. El paralelismo –que es al mismo tiempo una evidente llamada de alerta- lo hizo José María di Paola –al que todos los argentinos conocen como “padre Pepe”- y resonó ayer en Buenos Aires durante un encuentro promovido por el colectivo “Generación Francisco”, red laica que se propone difundir el pensamiento del Papa argentino.

El evento, con la presencia de los “curas villeros” y representantes de la sociedad civil, se llevó a cabo en una fecha y lugar simbólicos: el día de san Pedro y san Pablo, fiesta de la institución de la cátedra de san Pedro para la Iglesia, y en la capilla Nuestra Señora de Luján, en la Villa 21, una de los barrios de emergencia de Buenos Aires más frecuentado por Bergoglio cuando era arzobispo. La consigna era una sola: “defender a Francisco” y “repudiar la campaña contra el Papa”.

“Las huellas de este pastor la podemos encontrar en las periferias y por eso quisimos celebrar aquí la misa por el «día del Papa»”, empezó diciendo el sacerdote, que trabajó en esta villa durante muchos años antes que los narcotraficantes locales amenazaran con matarlo y se viera obligado a trasladarse a otra. “Aquí Francisco, cuando todavía era nuestro arzobispo Jorge, les lavó los pies a los que consideraba sus apóstoles, a los chicos del paco  (la droga derivada de los deshechos de la elaboración de la cocaína que consumen sobre todo los jóvenes de las villas, ndr). Aquí, donde dio origen al primer “hogar de Cristo” (centros de recuperación para toxicodependientes) un Jueves Santo de 2008”, recordó Di Paola, que actualmente es párroco de varias villas de emergencia de la periferia de Buenos Aires. “En este lugar podemos comprender por qué hoy Francisco defiende a los inmigrantes, a los que no tienen casa, a los que no tienen trabajo, a los toxicodependientes”.

¿Pero a qué se debe esta urgencia por “defender a Francisco”? Di Paola hizo referencia a las recientes críticas  y polémicas que se han desatado en Argentina contra el Papa y desembocaron en lo que “Generación Francisco” llama “una fenomenal e inusual campaña contra su persona, sus gestos y sus ideas” porque resultan “incómodas”, y una campaña que comenzó “en forma solapada, pero que ahora se ejecuta de modo sistemático”. “Acompañamos a la «Generación Francisco» en esta propuesta de estar cerca del Papa porque es un toque de alarma”, declaró Di Paola. “En Argentina muchas voces tratanan de manchar su autoridad moral en el mismo momento en que él caminaba junto al sufrido pueblo armenio, recordando su exterminio mientras las superpotencias y los poderosos lo ignoraron”.

Indirectamente Di Paola ha rechazado el argumento –que se está instalando en una parte de la sociedad argentina- de que el Papa habría “cambiado”, sobre todo a partir del cambio de gobierno. “Jorge es el mismo Francisco, no es una persona distinta del que hemos conocido; en el Evangelio Jesús le cambia el nombre a Simón y lo llama Pedro, pero él sigue siendo el mismo”, afirmó. “Que no se enojen tanto algunos editorialistas de diarios si él perdona a los que lo han injuriado, si dice algo que no coincide con los intereses de los poderosos ni con los cálculos políticos o ideológicos que ellos defienden”.

 “No se lo puede entender al Papa si se lo mira desde el centro de la ciudad o desde los centros de poder”, advirtió. “En el gesto de lavar los pies a los jóvenes que realizó con nosotros, el agua cayó también sobre muchos otros pies para poder darle a los jóvenes una vida digna. Éste es el pastor que queremos los cristianos. Por eso invitamos a toda la iglesia para que siga a Francisco con la oración y trabajando por los más pobres”.

Junto al padre Pepe Di Paola, estaban otros sacerdotes villeros como Lorenzo De Vedia y Carlos Olivero. Y fue nutrida y variada la lista de personas que firmaron la declaración en repudio de la campaña contra el Papa: el Premio Nobel de la Paz. Adolfo Pérez Esquivel, el padre Francisco Fernández, de la diócesis de Málaga, Mohsen Alí, religioso islámico y director de la Casa para la difusión del Islam en Argentina, profesores universitarios, legisladores nacionales y provinciales de diferentes orientaciones políticas y hasta cantantes populares.

Una reacción que con toda probabilidad era verdaderamente necesaria para evitar que Argentina devore a otro de sus mejores hijos. Es un país muy extraño, donde el dicho “nadie es profeta en su tierra” parece mucho más apropiado que en otras partes, desde San Martín hasta Messi, y ahora incluso el Papa Francisco.

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