CASI HA TERMINADO PARA EL CUBANO FÉLIX VARELA. Entregaron en el Vaticano el dossier sobre un milagro. Entrevista al postulador Vincenzo Paglia: “Un nombre que une, que no divide”

El Papa Francisco en el momento en que llega a la sede del Centro Félix Varela de La Habana. Arriba, un retrato de Varela y el postulador Vincenzo Paglia
El Papa Francisco en el momento en que llega a la sede del Centro Félix Varela de La Habana. Arriba, un retrato de Varela y el postulador Vincenzo Paglia

Quedó allanado el camino para la beatificación del sacerdote cubano Félix Varela. El 28 de junio pasado, en efecto, el prefecto de la Congregación para la causa de los santos, el cardenal Angelo Amato, recibió la documentación que comprobaría la curación milagrosa de un joven cubano por intercesión de Varela. Era la pieza que faltaba para volver a poner en marcha la causa.

El dossier fue entregado por monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia y postulador de la causa de beatificación desde el mes de febrero, cuando todo el proceso se reactivó, como relata Mons. Paglia en esta entrevista a Tierras de América. «La causa de beatificación ha vuelto a tomar impulso. Se produjo un milagro: el 28 de junio entregué al cardenal Amato la documentación sobre un milagro y en este momento está siendo estudiada por la Congregación para la causa de los santos».

¿Puede decirnos algo más sobre este milagro?

«Es la curación de un joven cubano por intercesión de Varela. Si el resultado del estudio resulta positivo, es obvio que se aproxima decididamente la hipótesis de la beatificación».

Hace años, en marzo de 1998, antes del viaje de Juan Pablo II a Cuba, los obispos locales solicitaron la beatificación de Varela, cuando ya se había completado el proceso a nivel diocesano…

«El proceso canónico en aquel momento todavía no había tomado forma de la manera adecuada. Ahora en cambio podemos decir que el proceso ha retomado su itinerario y ha llegado a un punto delicadísimo, que es precisamente el estudio del eventual milagro. Si la Congregación, en base a los exámenes de los expertos, considerara que efectivamente es un milagro, es evidente que nos encontraríamos en la conclusión del itinerario para la beatificación, y si efectivamente ocurre, se llevará a cabo en Cuba»

¿Qué importancia tendría la beatificación de Varela para la Iglesia latinoamericana?

«La providencial experiencia histórica de un Papa latinoamericano refuerza el hecho de que la Iglesia tiene la misión de trabajar para el diálogo, para el pueblo, y no para el enfrentamiento. En este caso, verdaderamente Varela puede unir a los dos continentes americanos en un gran patrimonio de unidad»

¿Y cuál es el mensaje para toda la Iglesia universal?

«La enseñanza más evidente que ofrece Varela es que el Evangelio es para la edificación del Reino; la fe impulsa a los cristianos a salir para edificar un mundo más justo, en una perspectiva solidaria. En este momento, cuando el miedo parece encerrar a los pueblos dentro de las fronteras, Varela muestra que la fe, por el contrario, refuerza la identidad y construye el diálogo. Varela no destruye la identidad cubana, por el contrario, la enaltece, pero con el ejemplo de que se puede ser un cubano universal. A mí me parece que es un mensaje realmente franciscano, en los dos sentidos de la palabra.

Usted estuvo hace pocos meses en Cuba y habló precisamente de Varela. Cuéntenos.

«Fue muy importante que en un congreso de la Iglesia cubana se hiciera una reflexión sobre la figura de Varela para comprender su dimensión cristiana en todos los sentidos y para mostrar que su fe era el verdadero origen de todo lo que hacía. Se puso con claridad en evidencia la dimensión social de la fe, que se despliega en todo el arco de la vida de Varela con esos aspectos de audacia evangélica que se comprenden mucho mejor yendo a la fuente de la que nace. Sorprende, por ejemplo, la fuerza profética de su afirmación contra la esclavitud, que en su tiempo fue realmente única, y que por otra parte le valió la condena a muerte por la que debió huir de España. Otro aspecto de interés que lo identifica con la tradición de América Latina son sus ideas sobre la independencia del pueblo cubano. Paralelamente, su compromiso como educador nace de la convicción de que la fe no es una especie de catecismo abstracto sino un compromiso en primera persona para ayudar a las generaciones a crecer en la conciencia del bien común. Ése es el fundamento de su inteligencia educativa, su compromiso de ofrecer la dimensión de promoción de la conciencia cristiana a las nuevas generaciones. Por último, cuando pudo mostrar su compromiso pastoral como sacerdote, fue absolutamente extraordinaria su obra en Nueva York, y allí se pone de manifiesto toda la actualidad de su accionar, porque se encuentra en el momento de la gran emigración de Europa hacia los Estados Unidos y Nueva York, y él crea una iglesia acogedora e integradora. En este sentido, hay una especie de semejanza con lo que predica el Papa Francisco. No creó grupos étnicos, sino que en la parroquia de la Transfiguración convocó a muchos sacerdotes para que la comunidad parroquial fuera multicultural y multilingüística, integrada».

¿Quiere decir que sus relaciones como cubano con Estados Unidos y con Europa lo convierten en un personaje completamente actual?

«Es un don de Dios que hoy puede traer muchos frutos. Es un árbol que florece ahora con ramas robustas, porque responde a las necesidades de hoy: el primado del bien común por encima del bien de una parte. Si hubo una tentación de frenar alguna de sus dimensiones, hoy eso ya no resulta posible. En este tiempo puede ser una bendición para la nueva etapa que vive Cuba, para que se preserve el bien común de parcialidades o desequilibrios. Varela es siempre un padre común para todos los cubanos, no para alguna de sus partes, no puede ser rehén ni siquiera de la Iglesia: puede convertirse en un patrimonio que ayude a Cuba en su desarrollo integral. Es un nombre que une, que no divide. Estoy seguro de que todo el pueblo cubano festejará el día, que esperemos esté cerca, de la beatificación. Y también es uno de los fundadores de la Iglesia de Estados Unidos, es un gran regalo de Cuba a Estados Unidos, y Estados Unidos debe estar agradecido por el testimonio de este latinoamericano».

Varela nació en La Habana en 1788. A los 23 años fue ordenado sacerdote y a los 24 comenzó a ejercer como profesor de filosofía. En 1821 fue elegido diputado y representante de Cuba ante las Cortes de Madrid. Las leyes que propuso en España se referían a un gobierno para las provincias de ultramar, la independencia y la abolición de la esclavitud. En 1823 debió abandonar España y se autoexilió en Estados Unidos, donde siguió desarrollando su actividad pastoral y donde murió en febrero de 1853. El proceso de beatificación se abrió en 1983, pero las investigaciones que era necesario realizar en Cuba comenzaron recién en 1995 y terminaron en diciembre de 1996. Al finalizar el proceso diocesano, la Positio fue presentada a la Congregación de los santos el 3 de octubre de 1997, pero resultó ser inadecuada, y en 1998 se efectuaron investigaciones suplementarias en la arquidiócesis de Nueva York. Se llegó así a una segunda Positio, aprobada por unanimidad por la Congregación, que lo declaró venerable con un decreto del 14 de marzo de 2012.

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