LOS 90 AÑOS DEL “COMANDANTE FIDEL”. Pocos hechos han influido tanto en la historia contemporánea de América Latina como la revolución cubana y su líder indiscutido

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El ex Presidente de Cuba, Fidel Castro, cumple 90 años. Obviamente es una fecha importante para el anciano Comandante y para el pueblo cubano, pero lo es también para toda América Latina. Cuba, la revolución cubana y el liderazgo de Fidel Castro pueden ser leídos e interpretados desde una óptica europea, fuertemente condicionada por la guerra fría, y pueden ser leídos e interpretados también desde una óptica latinoamericana. El resultado son dos panoramas históricos distintos, es más, muy distintos, así como son distintos los artículos que de uno y otro lado del océano Atlántico recuerdan este cumpleaños.

Obviamente no tenemos intención de entrar en estas controversias, que por otra parte resolverá la historia, la verdadera y no ideológica; la de los historiadores y no la de los propagandistas. Al recordar los 90 años de Fidel Castro queremos destacar en qué medida su figura, para bien o para mal, desde 1956 en adelante, fue determinante para la historia de la región en los últimos 60 años. Vale decir, desde que Castro y los suyos, tras el fracaso del ataque al Cuartel de La Moncada, la cárcel y el exilio, volvió desde México para dar vida al “Movimiento 26 de julio” que en 1959 obligó a escapar a Fulgencio Batista. En América Latina, a partir de ese momento ya nada volvió a ser como antes, y mucho de lo que hoy ha llegado a ser esta parte del hemisferio americano está relacionado con la persona, lo que hizo y la herencia de Fidel Castro. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo con ello, pero es así. Esto que decimos incluye también a la Iglesia Católica en la región, sobre todo en Cuba. En estas décadas la historia de la relación entre catolicismo y revolución cubana marcó con fuerza la vida de las comunidades eclesiales, sobre todo porque en este contexto han nacido muchos desafíos y tomas de conciencia. La misma evolución del catolicismo latinoamericano en los últimos 60 años, pasando por el Concilio Ecuménico Vaticano II y luego la Conferencia continental de Medellín, las visitas a La Habana de los tres Papas y las de dos Presidentes al Vaticano, lleva la marca del choque-encuentro entre el castrismo y las exigencias del Evangelio.

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