Luego de cinco días de intensos debates, culmina este sábado el X Encuentro Latinoamericano y Caribeño de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) que se realiza en la casa de retiros Tupã Rekávo (palabra guaraní que significa “En busca de Dios”) de la ciudad de Luque (ubicada a 10 kilómetros al sureste de Asunción). Participan laicos y religiosos representantes de 15 países latinoamericanos, quienes se plantean redefinir su protagonismo en la Iglesia Católica.
En la última jornada también se conocerá la sede del próximo encuentro que tendrá lugar dentro de cuatro años, explicaron los responsables de la organización. Entre los participantes estuvieron obispos de Bolivia, Brasil y Uruguay, además del responsable en Paraguay, monseñor Pierre Jubinville, obispo de la diócesis de San Pedro, y los obispos de Misiones, monseñor Mario Melanio Medina y el de Coronel Oviedo, monseñor Juan Bautista Gavilán.
En esta reunión se recuerda además el 50° aniversario de la aparición de estas organizaciones llamadas a ser la voz de los pobres en naciones en su mayoría gobernadas por regímenes dictatoriales en la década de los 60. En algunas latitudes incluso fueron consideradas células marxistas por “las ideologías capitalistas” y sus principales dirigentes eran perseguidos y hasta asesinados por osar trabajar por el despertar de la conciencia.
Según explica el periodista del diario ABC Color de Asunción, especializado en temas eclesiales, Anibal Velázquez, fue la pobreza inhumana la que movió a la Iglesia latinoamericana a idear una nueva visión de la salvación, que ya debería comenzar en la tierra. En ese contexto, los encuentros de los obispos de Medellín y Puebla dieron gran impulso a las CEB. Los progresistas lograron imponer la “opción preferencial por los pobres” sobre la Iglesia sacramentalista de los templos.
Agrega que si bien en la mayoría de los países hoy no experimentan el estado de terror de los 60, 70 y 80, los desafíos actuales de las CEB siguen siendo una mejor vida, partiendo de un mejor acceso de los pobres a la salud, la educación, al trabajo y la defensa del ambiente o sea de la tierra, la casa común de los seres humanos
Los dirigentes laicos de la Iglesia Latinoamericana reunidos en Tupã Rekávo fueron invitados a hacer memoria del caminar de las CEB en seguimiento de Jesús por décadas “con sus luces y sus sombras”, además de analizar la realidad que soportan en cada una de sus comunidades.
Al final del encuentro también se difundirá un pronunciamiento y un documento con las conclusiones que contendrán los compromisos para trabajar en los próximos 4 años, anunciaron los organizadores.
Para Ismael Moreno, delegado de Honduras, en 50 años de caminar en la Iglesia, las comunidades estuvieron y siguen en tensión en el interior de la institución porque “a veces la jerarquía es posesiva y busca la conservación; en tanto, las bases buscan la novedad y la apertura”. Esta tensión también se registra con los partidos políticos. En las décadas de los 70 y 80 se estuvo en conflicto con estas agrupaciones, porque “se definen a partir del poder, organizan a sus adherentes y les ofrece sus propuestas”. Aclaró que las CEB no buscan el poder ni la opresión, el dominio o la represión, al contrario, “van a estar siempre con los sin poder y aplastados”.
Preguntado sobre el medio que tienen las CEB para hacerse escuchar y se responda a sus necesidades, dijo que pueden convocar a los otros sectores de la sociedad y desde allí propugnar cambios al interior de la Iglesia y de los estados. “Los cambios tienen que ver con los grandes desafíos y las carencias de los sectores más empobrecidos, donde hay falta de tierra, empleo, educación y salud y allí las CEB han de hacer sentir su palabra articuladamente con los otros sectores sociales”, dijo.
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