Los partidos de la oposición al gobierno del Presidente de Venezuela Nicolás Maduro, entregaron también de manera formal y oficial al Nuncio Apostólico, Mons. Aldo Giordano, la solicitud de su agrupación – “Mesa de la Unidad Democrática” (MUD) – donde piden al Santo Padre la participación vaticana entre los “facilitadores” del diálogo que debería volver a comenzar entre las partes con el auspicio de la UNASUR, Unión de Naciones Sudamericanas, que desde hace tiempo encabeza el ex Primer Ministro español José Luis Rodríguez Zapatero.
La noticia fue confirmada por Jesús “Chúo” Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD, quien junto con el diputado Enrique Márquez entregó la carta en la sede de la Nunciatura. Un pedido similar del Gobierno se hizo llegar a la Santa Sede el pasado 24 de septiembre.
En ambos casos se trata de respuestas oficiales, que implican un compromiso, a la carta escrita el 12 de agosto pasado a la UNASUR por el Secretario de Estado Pietro Parolin: “Le agradezco la alta consideración demostrada hacia la Iglesia Católica, que tiene en su corazón el compromiso por la paz y el progreso de las naciones y que, como he tenido ocasión de asegurar varias veces a Vuestra Excelencia, se muestra disponible para contribuir a la superación de la crisis que aflige a Venezuela. Dicha disponibilidad podrá ser efectiva a partir de una invitación a la Santa Sede enviada directamente por las partes interesadas, una vez que hayan tomado la firme decisión de iniciar formalmente el diálogo. Así el Gobierno venezolano y la Oposición serán los principales responsables de la mencionada petición y estarán más receptivos para acoger las eventuales sugerencias a fin de seguir adelante de manera duradera y provechosa”
El Nuncio, Mons. Giordano, declaró hoy a la agencia SIR, hablando de su misión: «Hay un principio de la “Evangelii Gaudium” que me ha guiado desde el primer día que llegué a Venezuela, el 3 de febrero de 2014: la unidad prevalece sobre el conflicto. En una situación de conflicto hay tres posibilidades: mirar el conflicto y seguir indiferente; estar tan involucrado en el mismo que no se tiene ninguna luz para ofrecer una propuesta de solución; pero la tercera posibilidad, propia de los “operadores de paz”, es tener consciencia del conflicto y sufrirlo, teniendo la sabiduría para abrir dentro del conflicto un proceso de reconciliación. El Papa valora mucho el concepto de proceso. Yo intento, con humildad, creer que siempre se puede iniciar un proceso, especialmente con todos los encuentros que vivo».
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