BRASIL. LOS EVANGÉLICOS MUESTRAN MÚSCULO. La fuerza política de la galaxia neo pentecostal sigue creciendo. En el gobierno de las ciudades y en la sociedad

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El ciclo de las ciudades brasileñas que todavía deben celebrar la segunda vuelta de las elecciones municipales termina el 30 de octubre. Si bien todavía no hay resultados definitivos, los evangélicos ya tienen buenas razones para festejar: hace cuatro años, sus candidatos conquistaron tres de las 26 capitales regionales: Porto Alegre, San Luis y Rio Branco. Este año son ocho los evangélicos que tienen reales posibilidades de conquistar el gobierno municipal, entre ellos el de Rio de Janeiro y Belo Horizonte, respectivamente la segunda y la cuarta ciudad del país con electorado más numeroso.

En Belo Horizonte, el “Atleta de Cristo” y ex goleador del Atlético Mineiro, João Leite, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), está a la cabeza de las encuestas en vistas del balotaje, con un 47 por ciento contra el 33 de su adversario Alexandre Kalil, del Partido Humanista de la Solidaridad (PHS). En cuanto a Rio de Janeiro, según las últimas encuestas, el senador Marcelo Crivella es favorito con el 51% de las intenciones de voto contra el 25 de Marcelo Freixo del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Crivella es sobrino del obispo evangelista Edir Macedo y pertenece al Partido Republicano Brasileño (PRB), relacionado con la poderosa Iglesia Universal do Reino de Deus. El mismo PRB ha registrado un gran crecimiento en las actuales elecciones administrativas. Si en 2008 el partido obtuvo 54 alcaldes y en 2012 llego a 79 alcaldes y 1.204 concejales, ahora logró la elección de 105 alcaldes y 1.627 concejales. Y pelea por el puesto de primer ciudadano en otras cinco ciudades en el próximo balotaje. En San Pablo los evangélicos también pueden festejar: el número de concejales prácticamente se ha duplicado – de 7 a 13 -, aunque el candidato del PRB, Celso Russomanno, quedó en el tercer puesto en una votación por debajo de sus expectativas y después de haber dominado durante la mayor parte de la campaña electoral.

Los resultados que acabamos de resumir también constituyen un fenómeno vistoso a nivel nacional. En efecto, de los parlamentarios elegidos en el poder legislativo de Brasilia, hay 77 que declaran ser miembros de las iglesias de la galaxia evangélica. De ellos, 23 pertenecen al PRB, con una declarada y sólida relación con la Iglesia Universal del Reino de Dios. Y el PRB cuenta en sus filas al Ministro de Industria y Comercio del gobierno de Temer, el obispo evangélico Marcos Rocha.

El éxito de los evangélicos en la política brasileña se debe a cinco razones fundamentales. La primera está en relación con el fenómeno general de la expansión de las religiones evangélicas en el país, que actualmente cuentan con 42 millones de adeptos, un salto hacia delante de más del 60% en los últimos diez años.

En Río de Janeiro uno de cada cuatro electores declara ser evangélico y la ciudad es la cuna de los principales líderes neopentecostales, entre ellos el periodista Anthony Garotinho, el primer evangélico que fue elegido gobernador en 1998. El demógrafo José Eustáquio Alves considera que en 2040 Brasil dejará de ser el país católico más grande del mundo para convertirse en el país evangélico más grande del planeta. Actualmente la población está compuesta por un 64% de católicos y 22% de evangélicos.

La segunda razón tiene que ver con la llamada “onda conservadora”, que crece en Brasil a consecuencia de la crisis económica y el descrédito de los políticos. “El ideal conservador tiene sus raíces en el deber moral de oponer resistencia a la inseguridad” afirma Rogério Baptistini, profesor de Sociología de la Universidad Presbiteriana Mackenzie. El historiador Boris Fausto afirma también, en una entrevista concedida a la revista “Veja”, que un fenómeno (el crecimiento evangélico) alimenta al otro (la ola conservadora). “La expansión de estas iglesias contribuye a difundir un discurso conservador por algunos de los principios que ellos sostienen, como el veto al matrimonio homosexual y la prohibición del aborto. Los pastores no hablan en el vacío: este discurso encuentra eco en una tendencia conservadora ya latente en la sociedad brasileña”.

La tercera razón de la avanzada evangélica en la política hay que buscarla en la naturaleza propia de las iglesias evangélicas, que estimulan constantemente a sus fieles a la participación política. El libro “Plano de Poder – Deus, os cristãos e a Política”, publicado por Edir Macedo en 2008, alienta a sus partidarios a comprometerse en política: “El potencial numérico de los evangélicos como electores pude decidir cualquier contienda electoral, tanto a nivel legislativo como ejecutivo”, afirma Macedo. Para el filósofo Roberto Romano, en una entrevista publicada por la misma revista “Veja”, los líderes evangélicos están distribuidos en toda la sociedad. “Los pastores trabajan en su comunidad con toda libertad, incluso para apoyar a los candidatos, y el sacerdocio común de los fieles resulta valorizado”.

Hay que agregar que con la nueva ley electoral que comenzó a aplicarse en Brasil a partir de estas elecciones, que prohíbe donaciones provenientes de las empresas y limita el tiempo de la campaña electoral, las iglesias evangélicas, con sus reuniones masivas y los canales de radio y televisión, se convierten en ámbitos de difusión de propuestas, de experimentación de oradores, de recolección de fondos y de construcción de consensos”. El filósofo Renato Janine Ribeiro considera que “la falta de financiamiento de empresas favorece a los candidatos de las iglesias evangélicas, que  pueden contar con una fuerte capacidad de movilización. Y con una campaña tan breve (prácticamente no más de 30 días), los más conocidos o los que pertenecen a una comunidad movilizada son los grandes favoritos”.

Por último, en los últimos años las iglesias neopentecostales han construido alianzas importantes. Marcelo Crivella, por ejemplo, trata de reforzar los lazos con las otras iglesias, no solo con la Universal. Durante la campaña electoral ha visitado un lugar de culto del apóstol Valdemiro Santiago, de la Iglesia Mundial de la Potencia de Dios, que hasta el año pasado era el principal rival de su tío en la disputa por los fieles y la lucha por el espacio televisivo. Recientemente el misionero R. R. Soares, de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios también comenzó tratativas para apoyar a Crivella.

Los políticos evangélicos, sin embargo, son fuertemente resistidos fuera de sus nichos. Crivella, en todas las elecciones en las que ha participado por cargos importantes, tuvo niveles de rechazo por encima del 30%. La estrategia adoptada en esta última campaña electoral fue hacer un discurso amplio para atraer a los electores que no pertenecen a las iglesias. Crivella ha repetido con insistencia que “en mi equipo hay católicos, homosexuales y espiritistas; todos ellos son personas que conviven conmigo en perfecta sintonía”. Y agrega: “Lo más importante no es la religión”. En su programa ha prometido dos veces que quería formar un gobierno “sin intereses partidarios ni cualquier tipo de influencia o discriminación basada en el sexo, la raza, la edad, la religión o la orientación sexual”. Hasta ahora la estrategia ha funcionado. El porcentaje de rechazo bajó al 21%.

Para las próximas elecciones los evangélicos se han propuesto el objetivo de duplicar el número de candidatos electos. Es una meta muy ambiciosa, pero ya han demostrado a los críticos más severos que no es bueno subestimar su fuerza.

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