LOS TENTÁCULOS DE ODEBRECHT EN AMERICA LATINA. Directivos de la empresa brasileña admiten que pagaron sobornos por lo menos en ocho países y que se entregó dinero a guerrilleros, milicias, sindicatos, indios…

Tres presidentes y muchas sospechas: Alan Garcia, Humala (en el centro) y Toledo
Tres presidentes y muchas sospechas: Alan Garcia, Humala (en el centro) y Toledo

Los sobornos que efectuó Odebrecht, la mayor empresa contratista brasileña, con el propósito de obtener ventajas para sus negocios en el país, no se limitaron solo a Brasil o a la clase política nacional. Los testimonios ante la justicia brasileña de algunos directivos de la empresa que se encuentran la cárcel revelaron que la corrupción se extendió a otros países de América Latina y beneficiaron tanto a policías, sindicatos e incluso indígenas de Brasil como a secuestradores, guerrilleros y grupos paramilitares de Colombia. Cuando Odebrecht admitió que había distribuido 788 millones de dólares de sobornos en 12 países entre 2001 y 2016, las fiscalías de esos países solicitaron a la justicia brasileña que se les comunicara el resultado de las investigaciones. Los pagos ilegales se utilizaron para obtener contratos en más de 100 proyectos. La investigación muestra, de manera impresionante, que el modelo de corrupción desarrollado por Odebrecht en Brasil se difundió por todo el continente americano.

América Latina. Fuera de Brasil, hasta el momento Perú es el epicentro del terremoto continental que provocaron las revelaciones de Odebrecht. En el país consideran que constituye el mayor escándalo de corrupción de su historia debido a la repercusión política que tuvo y sigue teniendo. Tres ex presidentes han sido acusados de recibir pagos irregulares de la empresa brasileña. El caso más reciente es el de Alan García, presidente de Perú entre 2006 y 2011, sospechado de haber favorecido a Odebrecht en la construcción de dos tramos de la línea 1 de subterráneo de Lima. A fines de marzo la Fiscalía peruana abrió una investigación sobre su actuación. El ex presidente Ollanta Humala (2011-2016) también se encuentra bajo sospecha de haber recibido de la empresa brasileña un financiamiento ilegal para su campaña electoral. El ex director ejecutivo de Odebrecht en Perú, Jorge Barata, reconoció en su declaración que en 2011 entregó 3 millones de dólares a la ex primera dama Nadine Heredia, esposa de Humala. El dinero estaba destinado a la campaña que se desarrolló ese año.

A su vez el ex presidente Alejandro Toledo, quien gobernó entre 2001 y 2006, está sospechado de haber recibido 20 millones de dólares de la contratista Odebrecht a cambio de ventajas en la licitación de la autopista Interoceánica, una de las obras de ingeniería más complejas y caras que se hayan construido nunca en Perú, que conecta la costa peruana con la frontera brasileña atravesando la Cordillera de los Andes, y es fundamental para el transporte de productos brasileños hacia el Océano Pacífico. La Justicia peruana ya autorizó la detención preventiva del ex presidente y suspendió el pago de su jubilación vitalicia. Toledo niega las acusaciones y como vive en Estados Unidos se ha iniciado un juicio de extradición. Incluso el actual presidente Pedro Pablo Kuczynski, que era ministro de economía del gobierno de Toledo, fue citado a declarar como testigo en la investigación.

En Colombia, el jefe de campaña del actual presidente Juan Manuel Santos admitió haber recibido un financiamiento ilegal de 400 mil dólares de Odebrecht para las elecciones de 2014. El ex vice Ministro de transporte del gobierno de Álvaro Uribe, Gabriel García, se encuentra actualmente detenido, acusado de haber recibido 6 millones y medio de dólares de la empresa. En Argentina, hay sospechas fundadas de que varios miembros de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner participaron en el sistema de Odebrecht; se habla de 35 millones de dólares en sobornos entre 2007 y 2014. En Panamá, donde la empresa admitió haber distribuido 59 millones de dólares en coimas, dos hijos del ex presidente Ricardo Martinelli fueron acusados de recibir 6 millones de dólares de la empresa. En Guatemala, donde se habrían entregado sobornos por 18 millones dólares entre 2013 y 2015, la Fiscalía está investigando a la ex presidente Roxana Baldetti y a un senador, Félix Bautista. Baldetti fue vicepresidente desde 2012 hasta 2015 y había renunciado precisamente por cuestiones relacionadas con denuncias de corrupción. También hay referencias a México (sobornos por 10 millones y medio de dólares entre 2010 y 2014), Venezuela (98 millones entre 2006 y 2015) y República Dominicana (92 millones entre 2001 y 2014).

En este momento la prioridad de Odebrecht es firmar acuerdos de cooperación con otros países latinoamericanos, tal como hizo en Brasil, para poder garantizar la continuidad de los proyectos y la participación en nuevas licitaciones.

Más allá de la clase política. Los tentáculos del sistema de corrupción de Odebrecht han llegado mucho más allá de los sobornos políticos y alcanzaron todos aquellos ámbitos que pudieron ser de interés para la empresa. El ex vicepresidente de Odebrecht Henrique Serrano, actualmente con prisión preventiva, declaró que había pagado un soborno a los indígenas para que no crearan problemas con los trabajos de la central eléctrica de Santo Antônio e Jirau, en Rondônia. “Pagábamos 5 mil reales (1.500 dólares) por mes al jefe de la tribu de los Kamayura, dos mil reales (625 dólares) a otro jefe y 2.000 reales más para su asociación”. Henrique Serrano afirmó también que había depositado pagos para oficiales de policía en la región de las centrales hidroeléctricas, pero no especificó los montos. “Es un pago que se hacía por horas extra, un bonus que ofrecía la policía, y cobraba para dar protección en la zona de construcción, sobre todo en momentos críticos, durante las invasiones”.

La cercanía de Odebrecht con los gobiernos del PT (Partido de los Trabajadores) le redituó a la empresa la construcción de la mitad de los estadios del mundial 2014, pero también generó preocupaciones cuando fue blanco, junto con otras empresas de construcción, de las manifestaciones de protesta que se realizaron en 2013. Para evitar problemas más serios, la empresa recurrió al apoyo de dos de las mayores confederaciones sindicales del país, Força Sindical y CUT (Confederación Única de Trabajadores). Según Serrano, el máximo dirigente de Força Sindical, Paulinho Pereira da Silva recibió un pago de un millón de reales (315.000 dólares). Paulino reconoce que estuvo relacionado con Odebrecht, pero niega el pago. El dinero del soborno también llenó los bolsillos de los sindicalistas de CUT para que evitaran manifestaciones. “El personal de CUT, en efecto, recibía cuotas mensuales para no apoyar las huelgas y los actos de violencia… Había que pagarle a la CUT”, declaró Serrano, sin especificar los valores.

Milicias y FARC. En las declaraciones de Marcelo Odebrecht, heredero y ex presidente de la empresa, condenado a 19 años de cárcel, consta que también se destinó dinero para pagar a las milicias en las favelas de Río de Janeiro, a guerrilleros en otros países de América Latina e incluso rescate de secuestros. “No se puede entrar a un pueblo del estado de Río donde haya guerrillas y favelas sin pagar a las milicias. Se pagan incluso los secuestros. Para traer el cuerpo de uno de nuestros ingenieros que había sido secuestrado en Irak, participé en una negociación junto con los gobiernos brasileño e italiano. Entregamos 5 millones de dólares que fueron pagados en el exterior”, declaró Marcelo Odebrecht. “Pagamos rescates de secuestros en Colombia y en Perú… vas a estos lugares y el subcontratista quiere dinero”, agregó el ex presidente de la empresa.

Marcelo Odebrecht afirma que la empresa entregó dinero a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) durante los últimos 20 años a cambio del “permiso” para operar en los territorios controlados por ellos. Eran las “tasas guerrilleras”, que dejaron de pagarse recién en junio de 2016, cuando el presidente de Colombia Juan Manuel Santos y las FARC firmaron el acuerdo de alto el fuego. Los pagos en Colombia comenzaron después que dos ingenieros de Odebrecht fueron secuestrados por narcoguerrilleros y permanecieron más de un mes cautivos en la selva. A partir de ese momento se negoció con las FARC un pago mensual a cambio da la protección de funcionarios y operaciones de la empresa. Los valores iban de los 50 a los 100.000 dólares por mes, según el proyecto. Algunos de los trabajos para los cuales se efectuaron pagos a las FARC fueron la construcción de caminos, como la Ruta del Sol y el proyecto de navegabilidad del río Magdalena.

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