LA PEREGRINACIÓN DE LOS GAUCHOS. Miles de hombres argentinos a caballo se disponen a cabalgar hasta la basílica de la Virgen de Luján. Pero este año no será igual que otros

Cinco caballos muertos en las últimas peregrinaciones
Cinco caballos muertos en las últimas peregrinaciones

Comienzan los preparativos para la 73º peregrinación “gaucha” a la basílica nacional de la Virgen de Luján, a sesenta kilómetros de Buenos Aires, y los hombres de la pampa argentina, los famosos “gauchos”, junto con sus familias lustran sillas, carruajes y caballos para participar en el evento. Serán miles, el 24 de septiembre, como ocurre todos los años ininterrumpidamente desde 1945, pero este año habrá una novedad. O por lo menos eso espera la Iglesia argentina, que alienta la pintoresca manifestación de fe popular pero no quiere que haya víctimas. En este caso concreto, los caballos, que en muchos casos recorren grandes distancias y no sobreviven al esfuerzo.

El responsable del arzobispado donde se encuentra el mayor santuario de América del sur, monseñor Agustín Radrizzani, se encargó de comunicarlo con una carta a los organizadores de todo el país, solicitando que este año “se haga sin maltrato animal”.

El espectáculo de caballos agotados bajo el sol, exhaustos o agonizantes a los costados de la ruta fue aumentando año tras año con la popularidad de la peregrinación, la creciente participación y las distancias cada vez mayores que recorren los animales, ya que al principio fue una manifestación local y con el tiempo se convirtió en un evento nacional. El obispo del cual depende la basílica de Luján recordó en su carta que «esta Peregrinación tuvo su origen por  iniciativa de mi predecesor Monseñor Anunciado Serafini con los centros tradicionalistas de la zona y diversos Círculos Criollos como “El Rodeo” y “Martín Fierro”.  Dada la cercanía de estos círculos – hace notar el obispo -, los animales recorrían distancias razonables. Gracias a Dios, con los años – sigue diciendo Radrizzani -, esta hermosa tradición se fue propagando a zonas más lejanas. Lamentablemente, la realidad es que al venir cabalgando o en distintos medios con tracción a sangre y de mayores distancias, esto fue en perjuicio para los animales». Por eso hoy se propone la recomendación de ahorrar fuerzas y en muchos casos proteger la vida de los animales.

Para fundamentar su inédito pedido, recurre incluso a la encíclica del Papa Francisco Laudato sii. «Hay afirmaciones del Papa Francisco que nos iluminan al respecto: “Creo que San Francisco de Asís es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil… para él cualquier criatura era una hermana, unida a él con lazos de cariño. Por eso se sentía llamado a cuidar todo lo que existe.” (Laudato si 11)». Y recuerda también el párrafo donde el Papa señala que «La indiferencia o la crueldad ante las demás criaturas de este mundo siempre terminan trasladándose de algún modo el trato que damos a otros seres humanos. El corazón es uno solo, y la misma miseria que lleva a maltratar un animal no tarda en manifestarse en la relación con las demás personas. Todo ensañamiento con cualquier criatura es contrario a la dignidad humana.” (Laudato si 92)».

Torna alla Home Page