LAS HERMANAS DE MADRE TERESA DE CALCUTA EN UNA VILLA MISERIA DE BUENOS AIRES. Llegan por pedido del Papa al suburbio de Bajo Flores que visitaba Bergoglio

El entonces cardenal Bergoglio durante un encuentro en Bajo Flores, donde han abierto una casa las Misioneras de la Caridad
El entonces cardenal Bergoglio durante un encuentro en Bajo Flores, donde han abierto una casa las Misioneras de la Caridad

En la parroquia de una villa miseria, la parroquia “hospital de campaña” por excelencia de Bergoglio, hay lugar para todos. Religiosos y religiosas de las más variadas congregaciones, movimientos eclesiales, voluntarios de asociaciones laicas o de inspiración religiosa, ONG, grupos parroquiales, voluntariado judío y también algunos musulmanes. No es ninguna sorpresa que las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa de Calcuta, por vocación y por historia proclives a involucrarse con los más pobres del mundo, también hayan plantado sus tiendas en una de las villas de emergencia de Buenos Aires más visitadas por Bergoglio y más extensas de la capital argentina, con una población que supera los 30 mil habitantes. «Las hermanas eran necesarias en una zona donde hay abuso de drogas y desocupación», declaró Madre Mary Prema Pierick, segunda sucesora de Madre Teresa de Calcuta, explicando con sencillez la decisión de abrir una casa en uno de los barrios más pobres de Buenos Aires. Tierra de “curas villeros”, como llaman a los sacerdotes que viven en ellas, para hacer referencia a un perfil pastoral que también está muy presente en el corazón del Papa argentino.

Gustavo Carrara es uno de ellos y es párroco de la villa 11-14, donde abrieron una casa las Misioneras de la Caridad, que precisamente queda en Bajo Flores, cerca del estadio Pedro Bidegain del Club Atlético San Lorenzo de Almagro, el equipo del joven Jorge Mario. Bergoglio «se alegraba de que en algunas situaciones, como en las parroquias de las villas, la Iglesia fuera lo que hoy llama “hospital de campaña”, donde se prestara ayuda a la fragilidad del pueblo» evoca el padre Carrara, con estudios de teología y veinte años de villas miseria a sus espaldas. También recuerda «haberlo oído elogiar mucho la figura de San Toribio de Mongrovejo, como uno obispo que pasaba poco tiempo en su sede arzobispal y dedicaba la mayor parte de su ministerio episcopal a recorrer a lo largo y a lo ancho la extensísima diócesis que tenía a su cargo”. Las vueltas de la vida. Hoy que es Papa, sigue alentando a sacerdotes y obispos para que salgan de sus sedes canónicas.

La parroquia de Carrara se llama Santa María Madre del Pueblo y vive allí con otros dos sacerdotes, Hernán Morelli y Nicolás Angelotti. «Después que fue elegido Papa, Bergoglio mantuvo la relación con las villas», afirma. «Por eso le pedimos ayuda para que vinieran aquí las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa». El padre Carrara confiesa que se dirigió «directamente a la Superiora regional, quien nos dijo que en aquel momento no estaban abriendo nuevas casas». Entonces le escribió al Papa: «Le pregunté si nos podía dar una mano para convencerlas. Después supe que en el mes de enero escribió a Calcuta, a la madre general Mary Prema Pierick (desde 2015), quien a su vez escribió a la regional. El 13 de mayo de 2017 inauguraron una casa en Bolorines y Castañares, en una de nuestras capillas».

Traen consigo a la villa miseria su carisma de caridad en medio de desocupados, cartoneros, albañiles, mujeres de servicio doméstico, chicos de la calle, pequeña criminalidad y mucha droga. Allí donde otros antes que ellas ya abrieron comedores comunitarios, apoyos escolares, centros profesionales, casas para ancianos, centros diurnos de recuperación, Hogares de Cristo…

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