VENEZUELA. EL DESAFÍO DE OCTUBRE. La elección de gobernadores y diputados regionales, el 15 de octubre se puede convertir en el enfrentamiento final

La sede central del Consejo Nacional Electoral en Caracas (Reuters)
La sede central del Consejo Nacional Electoral en Caracas (Reuters)

Venezuela y su crisis interminable, crónica y engangrenada,  nunca termina de producir asombro. Ahora el gobierno y la oposición, el jefe de la junta cívico-militar Nicolás Maduro, líder del “chavismo” y más de veinte partidos de la oposición, han decidido enfrentarse – con la esperanza de terminar de una vez por todas el juego que comenzó hace casi siete años – en las elecciones regionales para renovar los 23 gobernadores del país y los legisladores de los parlamentos regionales (menos el Distrito de la Capital, Caracas, que tiene un sistema de gobierno diferente).

En las elecciones de 2012, Nicolás Maduro ganó en 20 regiones y las oposiciones solo en tres. Posteriormente, en 2016, las oposiciones ganaron por amplia mayoría las bancas de la Asamblea Nacional, reduciendo el “chavismo” a una minoría irrelevante. Después de innumerables manifestaciones, protestas, jugarretas institucionales y constitucionales, y más de 120 muertos, Maduro consiguió imponer una supuesta Asamblea Nacional Constituyente para darle al país una nueva versión “chavista” de la Carta Constitucional instituida por Hugo Chávez. Una Asamblea que nadie reconoce y que al cabo de 60 días de vida no ha discutido ni un solo artículo de la presunta nueva Constitución. En realidad Maduro ha usado esta Asamblea como “poder legislativo” sustitutivo del verdadero y legítimo Parlamento nacional. Por eso la mayoría de los observadores de la realidad venezolana consideran que es “muy riesgoso” o “imprudente” que las oposiciones hayan decidido participar en las próximas elecciones del 15 del corriente. Estiman que Maduro será derrotado en la consulta regional y al mismo tiempo no reconocerá el triunfo de la oposición, y por ende a las oposiciones solo les quedará la opción del choque frontal. La opinión ampliamente difundida hasta el momento es una sola: no participar en las elecciones, cortando definitivamente los artificios que no resuelven la crisis y perpetúan en el poder a Maduro. No fue esa la decisión y en consecuencia lo que puede ocurrir después de las elecciones sigue siendo una incógnita gigantesca y peligrosa.

Los obispos. En una reciente e importante declaración del episcopado venezolano sobre esta consulta, que pocas semanas atrás todavía no se había decidido, afirman: “Es necesario no perder de vista la importancia de este acto electoral. La convocatoria a estas elecciones constituye un derecho y un anhelo de la inmensa mayoría de los venezolanos. Frente al proyecto totalitario que pretende imponer la Asamblea Nacional Constituyente, no aceptada por la inmensa mayoría de los ciudadanos de Venezuela, las elecciones para Gobernadores demuestran que aún hay motivos para la esperanza. Responde a la urgencia de seguir exigiendo que no se imponga un modelo que atenta contra la dignidad de la persona humana, cercena los derechos ciudadanos, la estabilidad política y la paz social de todos los venezolanos”. Los prelados puntualizan también que “la crisis que vive el país está lejos de ser superada” y luego destacan: “En este escenario han sido convocadas las elecciones para Gobernadores de los Estados. Se trata de un proceso electoral de rango constitucional que había sido postergado de manera arbitraria por las actuales autoridades del Consejo Nacional Electoral, pues las mismas debieron haber sido convocadas hace más de un año”.

Rezar y votar. La declaración de los obispos comunica a los fieles que la iglesia local ha decidido invitar a una Jornada de Oración por Venezuela el día 13 de octubre, a fin de que el resultado de las elecciones sea pacífico y orientado al bien común.  “Que la Virgen de Coromoto” dicen los pastores “nos consiga mediante su intercesión lo que necesitamos para hacer de Venezuela una nación donde impere la justicia, la libertad, la solidaridad y la fraternidad”. Poco antes de esta exhortación final, el episcopado ha considerado necesario dejar en claro algunos puntos de gran importancia: “En este sentido y desde nuestro ministerio de pastores del pueblo de Dios en Venezuela, hacemos un llamado a toda la ciudadanía para que acudan masivamente a los centros electorales que les corresponde a lo largo de todo el país, y expresen libremente y sin condicionamientos su voluntad y su vocación democrática. El 15 de octubre, los venezolanos habilitados para votar tenemos un deber para con nuestra Patria, para con nuestras regiones y para con las futuras generaciones. No nos dejemos ganar por la desconfianza y el desánimo. No asistir a votar es condenarnos a nosotros mismos y condenar a las futuras generaciones a vivir en la carencia de lo más elemental para una vida digna y serena, como son los alimentos, los medicamentos y la seguridad personal y jurídica”. Por último, los prelados invitan a los ciudadanos a no vender su conciencia por algún regalo o falsa promesa, y a los que ganen las elecciones les recuerdan: “Quienes salgan elegidos no deberán actuar como “oficialistas” u “opositores”, sino como servidores del pueblo que les corresponde gobernar, y tienen el compromiso y la responsabilidad de hacer un gobierno en las regiones con y para el pueblo”.

Posibles escenarios

1. Los observadores y expertos en la crisis de Venezuela consideran que el primer escenario posible es el triunfo de las oposiciones y la inmediata negación de tal victoria de parte del gobierno. Más aún, suponen que el chavismo ya está preparando el fraude y éste se pondrá en marcha incluso antes de que los ciudadanos concurran a las urnas. Obviamente, si eso ocurre comenzará en Venezuela, con consecuencias dolorosas e imprevisibles, un enfrentamiento final que podría involucrar directamente a la mayoría de los países latinoamericanos e incluso a Estados Unidos.

2. La segunda posibilidad probablemente ya está siendo estudiada por algunos “expertos”. Ante una derrota segura el gobierno, usando cualquier pretexto estilo “ataque terrorista” (argumento ya usado por Maduro en estos meses), decide suspender la consulta y posterga la fecha de una nueva elección. Formalmente el gobierno no podría ser acusado de obrar de manera antidemocrática, pero al mismo tiempo se prolongaría indefinidamente el mandato de los 20 gobernadores chavistas actuales.

3. Triunfo de las oposiciones reconocido por el Consejo Nacional Electoral (controlado por el gobierno) pero sin ninguna consecuencia política o institucional. El Gobierno continuaría su camino con los mismos métodos y estilo como si nada hubiera ocurrido. Maduro y los suyos utilizarían todos los recursos a su alcance para vaciar de poder político al triunfo de la oposición “separándolo” de la crisis general del país. La Asamblea Constituyente podría, como en el caso del Parlamento, legislar (de manera ilegal e ilegítima) para reducir y condicionar el poder de los nuevos gobernadores.

4. El cuarto escenario, que se considera no solo improbable sino imposible, plantea la hipótesis de un triunfo del Gobierno de Nicolás Maduro. Si esto realmente ocurriera, de manera auténtica y aceptada por las oposiciones, constituiría el fin de la crisis con una derrota histórica para la Mesa de Unidad Democrática y los grupos aliados.

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