EL MERCOSUR DE LAS COMUNIDADES DE BASE. Las de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay se reunirán entre el 17 y el 21 de noviembre en Goya, en la provincia argentina de Corrientes

Entre pasado y futuro…
Entre pasado y futuro…

En la parroquia de San Antonio, en la zona oeste de San Pablo, se reunieron cerca de 20 personas, en su mayoría mujeres, para rezar y leer un pasaje del Evangelio de San Juan. Cuando terminó la lectura, una de ellas resumió una nota reciente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) sobre la actual situación política del país. Comenzó un dinámico intercambio sobre las problemáticas que el grupo consideraba más cercanas, principalmente relacionadas con el ámbito de la parroquia. La expresión “opción preferencial por los pobres” estuvo presente en todo momento. Hacia el final del encuentro, el grupo tomó la decisión de visitar la favela más cercana para promover una campaña de donación de alimentos e iniciar una serie de acciones a fin de mejorar la atención sanitaria de los habitantes de la misma. También consideraron conveniente relevar la situación habitacional del barrio.

Pequeñas reuniones de este tipo, que ponen en práctica la famosa metodología de ver-juzgar-actuar, son muy frecuentes en las parroquias no solo de Brasil sino de toda América Latina. Son las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), que nacieron hace 70 años por impulso del Concilio Vaticano II y alcanzaron su punto de máxima expansión en los años ’70 y ’80. Hoy, las CEBs dan la impresión de haber perdido terreno. Una pregunta incómoda pero que se escucha a menudo en el seno de las mismas comunidades es si todavía hay lugar en la Iglesia para las CEBs.

Sin duda la respuesta es afirmativa. Por lo menos eso piensan los responsables  del IX Encuentro Nacional de las Comunidades Eclesiales de Base que se llevará a cabo entre el 17 y el 21 de noviembre en Goya, provincia de Corrientes, Argentina. Los organizadores del evento han previsto la asistencia de mil participantes aproximadamente – entre ellos obispos, sacerdotes, laicos y consagrados – provenientes de toda la Argentina y países limítrofes: Brasil, Uruguay y Paraguay. El tema central del Encuentro se resume en el título: “Rostro de Jesús liberador, transformador de la vida”. El objetivo es colaborar para que las CEBs puedan “ver, juzgar y transformar nuestras prácticas concretas, discerniendo su coherencia con el Proyecto Liberador y así, fortalecer el testimonio en la realidad actual”, comunica Julia Basualdo, secretaria del Equipo Nacional de las Comunidades Eclesiales de Base de Argentina. Se han programado debates sobre política social y economía, la relación entre las CEBs y la Iglesia, el uso apropiado y eficiente de las redes sociales en la evangelización. También habrá momentos de intercambio de experiencias y testimonios. «Partimos de las siguientes preguntas: “¿Cuáles son las opresiones de las que tenemos que liberarnos?” y “¿Cuáles son las acciones liberadoras que hacemos o deberíamos hacer?”» explica Julia, quien al mismo tiempo reconoce las dificultades que enfrentan hoy las CEBs. “Es cierto que estamos atravesando un período difícil” admite. “Y la razón principal es la manera en que vivimos nuestra fe, porque muchas personas se refugian en una religiosidad más intimista que en el pasado. Somos mucho más individualistas”, afirma. Y por eso muchas personas fueron abandonando la experiencia de las CEBs a través de los años. Según los datos elaborados por el Istituto de Estudos da Religião do Rio de Janeiro (Iser), en Brasil, donde había 90.000 núcleos identificados con la experiencia de las Comunidades Eclesiales de Base, con cerca de 3 millones y medio de católicos participantes, actualmente se cuentan 60.000 CEBs con un 1.800.000 católicos en sus filas.

Cuando comenzaron, las CEBs estaban tan llenas de vida que atraían a mucha gente. Estas comunidades contribuyeron a la creación de movimientos sociales que a partir de la reflexión desarrollada en el interior de las comunidades de base se organizaron para luchar en favor de la promoción de la familia, del trabajo y del barrio. Estas experiencias condujeron a la creación de asociaciones de residentes y organizaciones sindicales, incentivaron la lucha por la tierra y la consolidación del movimiento obrero. Algunos miembros de las comunidades fueron perseguidos y asesinados por las dictaduras que tomaron el poder en distintos países de América Larina. A medida que fue pasando el tiempo, muchas personas que participaban de las CEBs se fueron desmoralizando por la complejidad de los desafíos de la vida urbana y las contradicciones humanas en la Iglesia, en los movimientos populares y sobre todo en la política. José Marins, teólogo brasileño y estudioso de las CEBs, considera que estas “fueron perdiendo terreno, las razones del compromiso y ese fuego interior que las animaba y las hacía avanzar·. Las CEBs comenzaron una parábola descendente y hoy se las mira con indiferencia dentro de la misma Iglesia, afirma Marins. “Como algo que pertenece la pasado, algo hermoso pero de otra época”. El Papa Francisco ha destacado con frecuencia el importante rol de las comunidades de base. “Ningún otro Papa había apoyado las Comunidades tan abiertamente, incluso más allá de lo que ellas mismas pudieran desear”. Sin embargo, el teólogo considera que los miembros de las CEBs encuentran dificultades en algunas diócesis o parroquias latinoamericanas por la escasa consideración que se les presta en la planificación pastoral. No se las mira ni se las trata como una “célula de la estructura eclesial, foco de evangelización y factor fundamental de promoción humana”.

 “Estas comunidades sobrevivirán no gracias a la aprobación que puedan recibir sino a la capacidad para afrontar las exigencias vitales y sustanciales de la realidad que las rodea. Pero como las necesidades van cambiando, continuamente se plantean nuevas problemáticas y nuevas perspectivas” afirma el sacerdote Aquino Júnior, asesor eclesial de las CEBs en Brasil, quien considera necesario renovar la experiencia de las CEBs con una mayor capacidad de adaptación a los nuevos tiempos y sin nostalgias del pasado. En opinión del padre Júnior, los nuevos desafíos para las CEBs latinoamericanas pasan por problemáticas como la ecología, la corrupción y la desconfianza en la política, la violencia, las drogas, las cuestiones de género y de sexualidad, la falta de perspectivas en la vida y la soledad provocada por las nuevas tecnologías y las redes sociales.

Il teológo José Marins hace notar que la relación entre las CEBs y los movimientos neopentecostales en algunos casos comporta tensiones y conflictos locales. Sin embargo, el crecimiento de los evangélicos no se considera necesariamente una amenaza para las CEBs, sino como un desafío para su proceso de inserción en un mundo religioso pluralista, y la ampliación de la dimensión ecuménica e interreligiosa en su vida. La convivencia cotidiana y el ejercicio del diálogo en las acciones y en las luchas concretas está siempre en beneficio del pueblo. “El gran desafío para los cristianos, católicos o evangélicos, es promover la dignidad humana y valorar la vida”, afirma Marins, para el cual “la relación entre las CEBs y los pentecostales debe comenzar precisamente a partir de allí”. La presencia cada vez más activa del pentecontalismo y de la problemática indígena en Brasil ha dado origen en las CEBs a una reflexión más incisiva sobre la inculturación.

Pese a todas estas dificultades, las CEBs siguen ocupando un lugar en la Iglesia, afirma monseñor Geremias Steinmetz, arzobispo de Londrina y figura importante para las CEBs en la región sud de Brasil. “Vivimos tiempos nuevos y nuevos desafíos, en los cuales las comunidades pueden renacer, y no van a desaparecer mientras haya personas que se sienten interpeladas por Jesús de Nazaret”.

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