Tengo 8 hijos, yo hice trampa. El primero lo perdí por aborto natural. Después tuve tres varones y esperando el cuarto tuve trillizos, dos nenas y un varón. Finalmente llegó la octava. Es cierto, ¡resultamos una familia no standar!
Los trillizos fueron una sorpresa total porque yo no tenía antecedentes familiares como para sospechar la posibilidad ni tampoco había realizado algún tratamiento de fertilización. Durante las primeras semanas, en la primera consulta, como el médico tenía un ecógrafo en su consultorio, enseguida me invitó a ver al bebé y resultó que eran tres. Yo le decía que no podría ser…que yo ya tenía tres hijos… ¡pero él me mostraba y me confirmaba que yo ya tenía tres más!
¡Mi preocupación fue muy grande! Enorme! ¿Cómo iba a hacer? ¡Cuando me enteré que esperaba trillizos el más grande de mis hijos tenía 4 años! La verdad es que al principio fue como tener sextillizos. ¡Cómo no comprender a las madres a las que el anuncio de la llegada de un hijo les cae como una bomba!
A los 8 meses de nacidos, recibimos el diagnóstico: los trillizos tienen parálisis cerebral, dos de ellos no iban a poder caminar, son cuadripléjicos.
Hoy, después de 15 años puedo compartir que:
¡La vida sorprende! ¡Con ellos no existen techos! ¡Cada logro es una fiesta! ¡Por más chiquito que sea! No voy a negar que tengan muchísimas necesidades y que yo vivo tratando de acompañarlos lo más que puedo. Pero tengo que decirles que ellos me dan muchísimo más de los que yo como madre les doy a ellos. Los que estamos cerca somos beneficiados. ¡Cómo luchan! ¡Cómo nos enseñan a luchar! ¡Cómo nos muestran lo esencial! ¡Cuánto afecto y agradecimiento por todo!
En Campana todos conocemos al grupo de jóvenes, el “Grupo Esperanza” ¡Tienen tan bien puesto el nombre! Hacen cosas bellísimas. ¡No tienen límites con lo que se proponen! Cosas que muchos de nosotros, sin ninguna dificultad por la que luchar, ni nos propondríamos. ¡Campana sería otra si ellos no estuvieran!
Las personas con discapacidades que aceptan sus limitaciones honran la vida de una manera de la que aprendemos todos. ¡Ellos nos enseñan el valor de la vida en cualquier circunstancia, bajo cualquier condición!
Verónica Cantero Burroni, una de mis hijas, emocionó a tantísimas personas en el mundo cuando hace dos años fue galardonada en Nápoles por sus logros literarios. Yo como madre, espectadora de los espectadores, puedo decir que lo que más llama la atención de lo que veo es cómo una joven con una discapacidad tan grande tiene adentro un motor que la hace soñar sin límites y a la vez vivir con una alegría incomprensible para su condición. Con la mano en el corazón: ¿no queremos todos poder vivir así, con la felicidad que tienen todos ellos?
Reacciono porque tengo una gran preocupación: el proyecto de ley de despenalización del aborto, en el artículo 3ro, plantea el aborto de manera irrestricta (causas de salud física, psicológicas, sociales) y sin plazo de tiempo, incluyendo, en el tercer item, el caso de malformaciones graves. Esto significa que la combinación del diagnóstico prenatal con el aborto libre haría que muchos bebés con discapacidad, los más vulnerables de los vulnerables, terminen en un aborto. Muchos niños con discapacidades, como mis hijos, no van a existir, ¡y así las familias y la sociedad se van a privar de tanto bien! ¡De tanto bien que son estas personas súper especiales para nosotros! Las personas con discapacidades – por favor, por respeto a las personas que sufren y luchan con variadas limitaciones, llamemos a las cosas por su nombre, ¡digamos discapacidades! ¡No son capacidades especiales! Hablar de discapacidad no es discriminar. Discriminar sería tratar diferente a la persona que posee una discapacidad – ¿Les parece eliminar a estas personas? ¡Son extraordinarias!
Hace unos meses, estando con mis hijos en una sala de espera tuve la dicha de ver a un joven adolescente, muy discapacitado, sin comunicación verbal, que estaba acompañado por sus padres. El joven golpeaba a su papá, quien entendiendo el pedido le avisaba a la mamá que estaba a su lado. ¡El joven estaba llamando a la madre para abrazarla! ¡Pero qué afecto vi entre ellos!
Amar es un verbo. Y como toda acción se decide. ¡Decidamos amar y ayudemos a otras madres a elegir amar! Eso es lo más importante que necesitamos todos. ¡Ser amados! Eso es lo más importante que necesitan nuestros hijos. En cualquier circunstancia que lleguen. Busquemos ayuda ante la necesidad y permitamos a otros que sean generosos. Si una mamá no puede recibir a su bebé, puede delegar a otros la oportunidad de amarlo y a su hijo la posibilidad de ser amado.
Lo sabemos todos: la ley educa. ¿Qué supuesto educativo implica esta ley? ¿Qué construye? ¡Hay que decirlo!…por favor…sólo egoísmo, más individualismo, el “qué me importa”, el “me molesta, lo elimino”, el fin justifica los medios, la ley del más fuerte, el principio de placer por sobre todo, la concepción machista de la mujer, la maternidad deja de ser un bien, tantas cosas. ¿Qué va a lograr humanamente, socialmente, de bueno, en lo inmediato y en el tiempo, esta ley?
Siento una traición porque voté a representantes que prometieron defender la vida. Y ahora ponen este tema en debate. ¡Qué grave error poner en discusión el derecho a vivir! ¡Y qué viveza, total nosotros ya estamos vivos! ¡Cómo se puede ir en contra de la ciencia, en contra de la realidad! Seremos víctimas de nuestras propias leyes. Realmente hemos escuchado y leído muchas afirmaciones irracionales, y todas tienen como denominador común la negación de evidencias fundamentales: que la vida es vida desde el momento de la concepción, que el ser concebido es una realidad humana en acto diferente de cualquier otro, incluso de la madre que lo concibió, que su existencia introduce en la realidad un dinamismo de progreso.
¡Sí! Con el aborto se remueve un factor de progreso, porque se remueve el verdadero desafío, que es construir una civilización a medida del más débil. En este sentido elegir una ley que permite el aborto sin restricciones es hacer una opción conservadora. Con un argumento equívoco: que “se debe respetar la libertad de las mujeres”. Nos preguntamos: no debería considerarse prioritariamente su libertad para tener una vivienda digna, un buen sistema de salud, un trabajo bien remunerado, la posibilidad de constituir una familia, etc., etc. El proyecto que deberíamos estar trabajando es diseñar dispositivos, crear instituciones, activar programas para acompañar a las madres en riesgo. Eso es ser progresistas. ¡Un proyecto es para construir! ¿Qué construye este proyecto? ¡Es un anti proyecto!
No ataquemos la maternidad (con el aborto), ataquemos la vulnerabilidad de la madre y la del bebé (con proyectos integrales, serios y positivos). La vulnerabilidad necesita nuestra protección. ¡No ser eliminada! Realmente se plantea un falso progresismo: el aborto es ultraconservador. El aborto no es progresista. Es el anti progreso. Con el aborto se elimina un factor de progreso humano individual y social. La vida sí es progreso.
“El aborto es la castración de un pueblo”. Lo dijo una figura de hombre gigantesca como es Monseñor Romero, asesinado en El Salvador, y que toda América Latina mira con respeto y admiración.