ANGELELLI Y EL ABORTO. “Un verdadero crimen con consecuencias personales y sociales funestas” predicaba el futuro beato en octubre de 1973

Una pintura-retrato del obispo Enrique Angelelli, asesinado el 4 de agosto de 1976
Una pintura-retrato del obispo Enrique Angelelli, asesinado el 4 de agosto de 1976

El anuncio de la beatificación de Angelelli y sus compañeros lo hizo el Papa personalmente y casi en directa a quien más se había comprometido para que la causa llegara felizmente a puerto: el obispo de la provincia argentina de La Rioja, Marcelo Colombo. Y por un momento, hasta la densa nube de tensión que ha provocado la inminente votación del proyecto de liberalización del aborto que hoy llegó al recinto, pareció disolverse. Precisamente monseñor Colombo, quien fue promovido por el Papa Francisco el mes pasado a la sede de Mendoza como arzobispo, contactado por Tierras de América resumió la opinión que tenía Angelelli, al que asesinaron militares argentinos en un falso accidente de tránsito en 1976, sobre este delicado argumento.

“En un tema como este” contestó Mons. Colombo, quien se recibió de abogado en la Universidad Nacional de Buenos Aires antes de entrar al Seminario, “se ve toda la envergadura del pensamiento pastoral de Angelelli, integral, coherente, sin solución de continuidad”. Colombo citó después “tres referencias muy claras manifestadas en tres homilías que reflejan su pensamiento” sobre el aborto.

La primera referencia es del 7 de octubre de 1973, durante la celebración de la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, donde Angelelli hizo una reflexión sobre los males que afectan la vida familiar. Después de referirse al divorcio, toca la cuestión del aborto: “Hoy vuelve la realidad del divorcio, un problema que necesita una consideración especial porque es complejo. Pero lo señalamos. Así como señalamos otro mal que es un verdadero crimen, el aborto. Las consecuencias personales y sociales son funestas. La que paga las consecuencias es la familia”.

La segunda referencia se remonta al 16 de marzo de 1975, un año antes de ser asesinado. “En esa oportunidad”, recuerda monseñor Colombo, “Angelelli se refiere específicamente a la destrucción de la vida en el seno materno. Es muy elocuente lo que dice en la Misa del 4 de mayo de ese mismo año: “No podemos negar los obstáculos y las graves dificultades que la familia debe superar en el mundo de hoy. Ataques doctrinales, algunos claros y otros subterráneos, a la unión familiar; ejemplos escandalosos que los medios de comunicación son responsables de difundir; campañas contra la natalidad camufladas la mayoría de las veces bajo la apariencia de seriedad científica; falta de cohesión interna en muchas familias; intentos de corromper a los jóvenes con la droga; situaciones económicas angustiosas; la pérdida del respeto por la vida – especialmente el aborto – son algunos elementos que ponen en crisis la familia. Todo eso hace difícil la misión evangelizadora que la Iglesia debe realizar en el seno de las familias. Pero precisamente las dificultades de una tarea tan ardua deben estimularnos para emprenderla con determinación y llevarla adelante con perseverancia”.

Marcelo Colombo insiste en que “Angelelli no descuidó tampoco destacar otros aspectos de muerte en la vida social de La Rioja y de Argentina en aquel momento. Por eso lo que dice sobre el aborto no se debe separar de su lucha constante por el respeto a las mujeres, de la denuncia de la explotación de las mujeres, por ejemplo en las numerosas referencias a la trata de personas, a las condiciones de servidumbre en la que muchas mujeres debían desarrollar su trabajo como empleadas domésticas aquí en La Rioja o en Buenos Aires, a donde emigraban masivamente. Constituye todo un signo su lucha para que las mujeres de servicio doméstico tuvieran un sindicato, que todavía sigue funcionando”.

Monseñor Colombo se refirió también a la beatificación de Angelelli, Carlos Murias, Gabriel Longueville, y el laico Wenceslao Pedernera, que probablemente se llevará a cabo en noviembre o diciembre y que “promete ser memorable para el pueblo riojano y la Iglesia en La Rioja”. Pero no elude la pregunta sobre su postura personal respecto del aborto y la ley que hoy empezó a votar el Congreso argentino. “Forma parte de la democracia aceptar que se discutan todas las cuestiones que se presentan en la vida de la sociedad. Para eso hemos votado a nuestros representantes parlamentarios”, explica. “Por eso me desagrada mucho que este problema de la despenalización del aborto no haya sido incluido en la plataforma de ninguno de los partidos políticos mayoritarios y que la puesta en discusión haya atraído la atención de la sociedad cuando los problemas sociales y económicos estaban apremiando”. Colombo considera que “no es bueno para una comunidad humana jugar a oponer las dos vidas: la de la madre, muchas veces pobre y acosada por su propio contexto familiar y social, o la del niño, siempre indefenso e incapaz de afirmar su derecho a la vida. Como Iglesia” concluye retomando el eslogan que ha caracterizado la campaña contra el aborto “queremos proteger y luchar por las dos vidas. ¡Pobre de la sociedad que se arroga el derecho de decidir quién vive y quién muere! Me gustaría pensar en una dirigencia política que extreme los cuidados para que todos vivan bien y con dignidad.

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