LOPEZ OBRADOR INVITA AL PAPA A MÉXICO. El líder socialista que acaba de ser elegido presidente considera que el pontífice argentino es un aliado importante en la lucha contra la corrupción y la violencia

Cambio de mano. El presidente saliente Peña Nieto y el entrante López Obrador (en primer plano)
Cambio de mano. El presidente saliente Peña Nieto y el entrante López Obrador (en primer plano)

Andrés Manuel López Obrador, histórico líder socialista de México, todavía no recibió el bastón presidencial pero ya expresa su agradecimiento por la avalancha de electores que lo llevaron al palacio de Chapultepec con cifras arrolladoras y proclama las prioridades de su mandato, visita al derrotado Peña Nieto y lanza una invitación al Papa Francisco para que visite el país que debe gobernar y pueda colaborar en la moralización política y la pacificación, los dos objetivos prioritarios de su mandato. “Hoy se va a hablar sobre la convocatoria de dirigentes religiosos del mundo y de México, de dirigentes de organismos sociales y defensores de derechos humanos, además de la invitación a la ONU”, declaró en rueda de prensa después de visitar a su predecesor. “Vamos a invitar al Papa Francisco”, agregó a continuación el presidente electo, afirmando que se propone trabajar en un plan de seguridad “desde ahora y hasta fines de noviembre”, antes de asumir formalmente la presidencia el 1 de diciembre.

No es la primera vez que el político mexicano, ex fundador y ex presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), se refiere al pontífice argentino como un aliado fundamental en la lucha sin cuartel contra la corrupción y la violencia criminal del narcotráfico, que afirma como prioridad de su presidencia, lo que demuestra que la invitación no es una simple ocurrencia del momento frente a un mandato que ha prometido mucho.

En octubre de 2015, ya en la perspectiva de la siguiente campaña electoral, Andrés Manuel López Obrador viajó a Roma para entregar al Papa una carta y una medalla conmemorativa de Fray Bartolomé de Las Casas, el dominico español defensor de los indígenas que el Papa tanto aprecia. En esa oportunidad le anticipó la intención programática de luchar en el futuro contra la corrupción, que considera fuente de desigualdad y violencia en México, comprometiendo en esa causa todos sus esfuerzos de veterano político, candidato a la presidencia de México en 2006 y de la Coalición del movimiento progresista en las elecciones de 2012.

A mediados del pasado mes de abril, en pleno desarrollo de la campaña electoral en la que encabezó una coalición formada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES), Andrés Manuel López Obrador mantuvo un encuentro privado con  los obispos de su país en la sede de la Conferencia episcopal mexicana, y cuando terminó la reunión volvió a afirmar que invitaría al Papa a participar en una serie de foros sobre seguridad que se proponía organizar cuando ganara las elecciones. Al salir declaró a los periodistas que lo esperaban: “les dije (a los obispos) que al triunfo de nuestro movimiento vamos a llevar a cabo este proceso de consulta, voy a invitar al Papa Francisco para que nos ayude, nos acompañe en todo este proceso, como voy a invitar también a otros líderes espirituales de otras iglesias, y voy a invitar también a dirigentes de organizaciones sociales del mundo y del país, para que se analice todo lo relacionado con la inseguridad y la violencia”. Hizo notar que el Papa Francisco “ya participó en otros procesos de paz, con otras características obviamente, pero participó en la reconciliación entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, en los acuerdos de paz en Colombia, en todo aquello que contribuye para que haya paz y tranquilidad”, y por eso se proponía pedirle a Francisco que colaborara en el proceso  mexicano.

Ahora que fue elegido presidente y ya antes de asumir el cargo, López Obrador ha reiterado su propósito.

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