MELVIN MURIÓ CONVERTIDO EN UN BAZAR HUMANO. Un desconcertante episodio de la crónica policial muestra el despiadado mundo de las “maras” en las cárceles de El Salvador

La imagen fue publicada en la edición del sábado 28 de julio del diario digital ContraPunto de El Salvador
La imagen fue publicada en la edición del sábado 28 de julio del diario digital ContraPunto de El Salvador

No es una crónica policial como cualquier otra, un episodio más de esa violencia tan común en El Salvador o en Honduras, protagonizado por alguna de las cientos de pandillas que pueblan la nación sudamericana y referida a robos, venganzas o extorsiones. El caso que por algunas horas – un día al máximo – llenará algunos centímetros cuadrados de las pantallas de los periódicos on line de la región, abre un resquicio sobre ese mundo complejo y violento que son las cárceles, donde la actividad de las maras es particularmente intensa. Basta decir que el joven de la fotografía murió cuando intentaba introducir en una unidad carcelaria cerca de San Salvador algunas mercaderías particularmente buscadas por los internos.

La crónica del diario on line ContraPunto informa que Melvin Daniel García Martínez de 23 años, alias “El Seco” o “Chilazo”, murió tras haber sido convertido en “caleta humana” o bazar humano, para usar una palabra más conocida. Y no es ninguna exageración. Los miembros de la mara “Columbia Liros Saicos” de la pandilla 18R del municipio de Ciudad Delgado, en la periferia de la capital San Salvador, lo apresaron, lo embriagaron y lo llenaron de mercadería particularmente valiosa, sobre todo en El Salvador, donde el objetivo de las cárceles es interrumpir la relación de los presos con el exterior.

Para introducir dichos artículos en la cárcel, los miembros de la banda obligaron al joven a robarle la cartera a una mujer, la cual concurrió a la estación de policía más cercana para proporcionar una detallada descripción del asaltante, que fue rastreado y arrestado. La práctica de introducir en las cárceles sustancias y objetos prohibidos ocultándolos en el interior del cuerpo no es nueva, y el protocolo que se sigue en el momento del arresto para relevar estas situaciones obliga al detenido a realizar un determinado tipo de flexiones. Apenas comenzó el ejercicio, Melvin Daniel expulsó el primer paquete que llevaba en su interior. Luego se sintió mal. La radiografía realizada en un hospital cercano mostró la increíble realidad y poco después Melvin murió en medio de terribles sufrimientos. Estos habían sido provocados por dos paquetes que contenían 16 baterías para teléfono celular, 15 hojas de afeitar, 11 cigarrillos, 2 porciones de marihuana, un chip para teléfono y una caja de fósforos.

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