MÉXICO. ARRANCAN LOS “FOROS DE PAZ”. Y la Iglesia participa de los mismos. El presidente electo López Obrador inaugura los trabajos en la peligrosa frontera de Ciudad Juárez

“Basta de secuestros…”
“Basta de secuestros…”

Arrancan los Foros de consulta “por la Pacificación y Reconciliación Nacional”, una especie de credencial que el presidente electo de México Andrés Manuel López Obrador, quien todavía no asumió el cargo, ha querido exhibir ante el país como un adelanto de lo que pretende ser su mandato. El equivalente del muro en la frontera con México que el presidente Trump prometió a sus electores como compromiso de una reforma mucho más amplia en sentido restrictivo de las políticas migratorias estadounidenses.

En la fronteriza Ciudad Juárez, estado de Chihuahua, uno de los más violentos del México contemporáneo, comenzaron los foros hoy, martes 7 de agosto. Continuarán hasta el 30 de noviembre y se han planificado 40. El resultado de los trabajos se traducirá en propuestas para configurar toda la estrategia de pacificación del país, y elaborar acciones y políticas públicas. En los próximos días se inauguran cinco mesas temáticas de este foro. La primera sobre “Víctimas, garantías de no repetición y mecanismos de reparación”, la segunda sobre “Seguridad y Justicia y una tercera mesa sobre Dinámicas fronterizas, migración y seguridad. El cronograma se completa con otras dos mesas de trabajo, respectivamente sobre “Prevención, cohesión comunitaria y reconstrucción nacional”, y “Construcción de paz”.

El Papa no participará en los “Foros de consulta por la Pacificación y Reconciliación Nacional” ni siquiera virtualmente, como el equipo presidencial había imprudentemente afirmado hace pocas semanas, pero sí la Iglesia mexicana, que presentará su propio proyecto de construcción de la paz en un país cansado de la violencia. En este sentido, la delegación católica anticipó que el plan de matriz eclesial “tiene como finalidad proporcionar apoyo y ayuda multidisciplinaria, psiquiátrica, psicológica, espiritual y médica necesaria para las personas y/o sus familiares que han sido víctimas de secuestro, ejecución, desaparición, levantón, extorsión, entre otros delitos, en su proceso de recuperación emocional y que siguen inmersas en un dolor convertido en sufrimiento”.

El proyecto de la Iglesia Católica mexicana está basado fundamentalmente en un plan de apoyo multidisciplinario a las víctimas de la violencia que se desarrolló en la arquidiócesis de Acapulco y Morelia y fue coordinado por el arzobispo Carlos Garfias Merlos. La experiencia realizada en estos estados infestados por la violencia confluirá en el documento que se presentará en los Foros organizados por López Obrador, donde se propondrá también la creación de un programa específico para acompañar integralmente a las víctimas de la violencia.

El proyecto elaborado por la Iglesia mexicana destaca que las circunstancias actuales provocadas por la violencia organizada, “están afectando emocionalmente a la población en general sin distinción alguna de edad, sexo o condición económica. Las víctimas de la violencia sufren, además de lesiones físicas, un fuerte impacto emocional que puede provocar trastornos psíquicos. “A ello se añaden vivencias que afectan su moral y dignidad —como la investigación y el proceso judicial—, cambios sociolaborales y reacciones del entorno que influyen de múltiples formas en la evolución de las víctimas y sus familiares”.

El texto pone asimismo de relieve que las respuestas a las víctimas y sus familias deben surgir de la colaboración interinstitucional Iglesia, Estado, sociedad, empresas, universidades y asociaciones civiles. Eso significa – afirma el documento – que cada institución, según su propia naturaleza y campo de acción, tiene que ser repensada y reorientada hacia la construcción de la paz. Para ello considera que es necesario también transformar los marcos legales con el fin de ofrecer condiciones de paz y justicia, y atender las situaciones de emergencia, como es el caso de las víctimas de la violencia.

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