Indígenas amazónicos, delegados de las favelas, comunicadores, comunidades de base… ahora toca a los campesinos, a los más jóvenes para ser precisos, que viven en las zonas rurales de Brasil. La Iglesia los ha reunido en un congreso en Recife, representando a unos 8 millones de jóvenes, que, según el último censo del instituto nacional de estadísticas, viven de la agricultura en el campo del gran país sudamericano.
Es la tercera vez que se reúne el movimiento católico campesino, y esta vez lo hace en torno a un tema que es todo un programa: “Tierra, pan y dignidad”. “En camino por la tierra libre de Brasil”, reza la segunda parte de la reflexión. Será una semana de formación, anuncian los organizadores, con mesas redondas y debates sobre la realidad del país, la cuestión agraria, la agricultura familiar, la agricultura ecológica, la reforma política nacional y el campo contra los agrotóxicos.
La Conferencia nacional de los obispos brasileños, CNBB, es una de las más activas en América Latina. Un encuentro termina y ya empieza otro. Después del congreso de 5 mil delegados de las comunidades de base brasileñas (CEBs) en Juazeiro do Norte, estado de Ceará, entre el 7 y el 11 de enero, en estos días también se pone en marcha el de delegados de otros países, para lograr una mayor coordinación de las CEBs a nivel continental. En esta oportunidad participarán, junto a una nutrida delegación de Brasil, representantes de México, Perú, Paraguay, Colombia, Haiti, Repubblica Dominicana, Argentina y Nicaragua.