Desde el México de Enrique Peña Nieto lo que se ve de Argentina no alienta ciertamente el optimismo. Luis Antonio Espino –especialista en discurso público, como él se define a sí mismo- dedica algunas páginas a la crisis argentina que, a pesar del signo de interrogación en el título, considera prácticamente irreversible. Una pésima gestión de la crisis económica, pésimas relaciones con los medios de información nacionales, imprudente nacionalización de Repsol, (con el resultado de espantar al capital extranjero que se cuida muy bien de ingresar al país sudamericano) y errática política exterior, son las principales acusaciones que enumera detalladamente el autor del análisis.
De donde surge la inexorable conclusión: “A estas alturas, abundar en las lamentaciones sobre cómo un país tan grande, hermoso, rico en recursos naturales y con elevado capital humano como Argentina insiste en lanzarse al abismo de las crisis políticas y económicas es hacer leña del árbol caído. Lo único que resta es esperar que esta nueva crisis devaluatoria estalle con toda su fuerza, el gobierno salga a justificar lo injustificable y se vea forzado a pedir un rescate internacional costosísimo. Los argentinos, como siempre, tendrán que pagar los platos rotos hasta que llegue el momento de elegir a un nuevo gobierno, o tendrán que salir a la calle y hacer cacerolazos para que Cristina Fernández de Kirchner acabe huyendo en helicóptero de la Casa Rosada, como ya lo han hecho otros presidentes que no fueron capaces de prevenir o manejar crisis”.
PESIMISMOS MEXICANOS. “¿El último tango de Cristina?” Es la pregunta que se hace la respetada revista Letras libres
Cristina Fernández de Kirchner

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