TE DEUM CON CRISTINA. Los últimos siete años no asistieron los Kirchner, pero el próximo 25 de mayo se celebrará en la catedral de Buenos Aires con la presencia de la presidente y del gobierno

El arzobispo de Buenos Aires Mario Aurelio Poli. En el centro la presidente Cristina Kirchner
El arzobispo de Buenos Aires Mario Aurelio Poli. En el centro la presidente Cristina Kirchner

Lo que no logró Bergoglio, ha sido posible con su sucesor, el arzobispo Mario Aurelio Poli, que precisamente acaba de recibir en Roma la púrpura cardenalicia. El tradicional Te Deum del 25 de mayo, fecha patria, se celebrará nuevamente en la catedral de Buenos Aires con la presencia de la presidente y del gobierno. La noticia de que Cristina Fernández de Kirchner participará en la próxima celebración fue publicada ayer por el diario ultrakirchnerista Tiempo Argentino y sin duda deberá quedar registrada en los anuales nacionales como el gran retorno.
En realidad el Te laudamus como tal nunca se ausentó de la capital argentina desde 1810, cuando se llevó a cabo el primero, cinco días después de la Revolución de Mayo. En aquella oportunidad lo cantó el obispo Benito de Lué y Riega, invocando la sabiduría de Dios para superar “la agitación de este pueblo” y evitar situaciones de violencia extrema contra los súbditos de Fernando VII, de quien los habitantes de esas tierras habían tomado distancia por esas fechas. Las crónicas de la época recuerdan que en el acto cívico-religioso participó también el depuesto virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros y de la Torre.
Fair play de otros tiempos.
Pero lo cierto es que “el milagro” del retorno presidencial al Te Deum que celebrará el cardenal Poli se debe atribuir al Papa argentino y sus atenciones para con la presidente Cristina Fernández de Kirchner; las llamadas telefónicas y los mensajes entre ambos –se dice en el entorno del gobierno, sin que haya desmentidas en el ámbito eclesial- son mucho más seguidos de lo que se sabe públicamente. Y tales atenciones del Papa Francisco son correspondidas por la presidente. La viuda del más férreo adversario de Bergoglio desde el mismo día en que fue elegido presidente, cuando volvió de su viaje a Roma para la misa inaugural transmitió a todo el gobierno la orden de una pacificación colaboradora con el Papa, y en consecuencia con la plana mayor de la Iglesia argentina. Esa línea también fue adoptada al pie de la letra por los que, en el entorno presidencial, ya habían lanzado algunos golpes contra el nuevo pontífice y estaban recargando las armas con proyectiles de mayor calibre. El cambio resultó repentino e incluso cómico por su esquematismo.
El siguiente gesto de acercamiento fue la felicitación presidencial por el nombramiento de Poli, a lo que siguió la visita del nuevo arzobispo de Buenos Aires a Cristina Kirchner antes de partir hacia Venezuela para asistir a la asunción presidencial del sucesor de Chávez, visita que incluyó el paso por el oratorio de Cristo Rey dentro de la casa de gobierno y probablemente la invitación al Te Deum de 2014. La etapa intermedia se produjo inmediatamente después en la Basílica de Luján, ámbito bergogliano por excelencia, el 25 de mayo pasado (2013), cuando la presidente Kirchner asistió al Te Deum celebrado por el obispo del lugar, Agustín Radrizzani. Otros dos apreciados gestos de acercamiento de parte de la Sra. Kirchner fueron el nombramiento a fines de diciembre del sacerdote Juan Carlos Molina a la cabeza de la Secretaría de programación para la prevención de la toxicodependencia y la acogida de un cierto número de instancias eclesiales en el texto de reforma del nuevo Código Penal argentino. La Casa Rosada también recibió apreciativamente la reciente decisión del Papa Francisco de renovar su pasaporte argentino.

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