¿UN METRO EN CUBA? ¿POR QUÉ NO? Se hablaba de ello cuando el dinero venía de la Unión Soviética. Después llegó la crisis. Ahora se vuelve a plantear, por lo menos en un blog

Mientras tanto la gente viaja en “camellos”
Mientras tanto la gente viaja en “camellos”

Se discutía sobre el tema hace treinta años, cuando los soviéticos bombeaban dinero a Cuba. Hubiera sido la mayor obra de ingeniería civil realizada en la isla, un subterráneo que uniera varios puntos de La Habana. Después llegó la crisis del socialismo real y el proyecto se hundió en la economía de guerra que se impuso en el país en la década sucesiva. El blog 14ymedio de la cubana Yoani Sánchez vuelve a hablar del audaz proyecto y entrevista uno de los encargados del trabajo de pensarlo, el ingeniero civil Félix C, actualmente empleado de una sociedad cubano-extranjera. Pero hace treinta años él formaba parte de la unidad de trabajo del “Grupo Ejecutivo del Metro de Ciudad de La Habana (GEMCH)”, la sociedad que debía estudiar la factibilidad de “la obra del siglo”. “Llegué ahí después de graduarme, a mediados de los ochenta”, cuenta el ingeniero Félix. “Ya el GEMCH existía desde principios de esa década y de la CUJAE -la universidad politécnica de La Habana- salieron algunos proyectos para el metro. Incluso varios de nosotros fuimos enviados a países de Europa del Este para estudiar y participar en los trabajos de este tipo que ya se estaban ejecutando.”

“Todo parecía listo –se lee en el blog 14ymedio- para llevar a cabo el metro de La Habana. Una serie de artículos publicados en la revista Juventud Técnica en agosto, septiembre y octubre de 1982 exponen de forma sencilla no sólo la necesidad, sino también la posibilidad de que La Habana contase con este tipo de transporte. El entusiasmo era grande. Por aquella época las relaciones con la URSS lucían más fuertes que nunca, y se consideraba políticamente significativo que el único país socialista del hemisferio occidental tuviese su propio metro”.

 “Se constituyó un enorme equipo de trabajo y se comenzaron los estudios ingeniero-geológicos que debían confirmar la viabilidad técnica del proyecto –explica el ingeniero Félix C, que enumera también algunas de las estaciones previstas, como la del Parque Central, “que sería la más profunda, porque de ahí saldría la línea que iba a cruzar la bahía buscando el lado Este de la ciudad”.

Después todo terminó en la nada y cambiaron las prioridades del gobierno. Pero La Habana sigue igual, con cientos de miles de personas hacinadas en transportes precarios que cruzan la ciudad. Ahora que se han entreabierto las puertas al capital extranjero y se habla de flexibilizar el embargo,  ¿por qué no recuperar los viejos sueños?

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