Se sabe que el tema fue abordado a principios de septiembre por el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela Rodríguez, primero con el Papa y posteriormente con el secretario de Estado, mons. Pietro Parolin y el secretario para las Relaciones con los Estados, Dominique Mamberti. Un escueto comunicado oficial de la Sala de Prensa del Vaticano anunció que durante los coloquios se había hablado de la colaboración entre la Iglesia y el Estado para afrontar algunas problemáticas sociales, en especial las referidas a la juventud, a los pobres y a los más vulnerables, y que también se había hecho referencia a “diversas cuestiones regionales en la perspectiva de la próxima celebración de la VII Cumbre de las Américas, como también algunos problemas internacionales, destacando el compromiso de su país por la construcción de la paz”. Ahora el blitz a Cuba de la ministra de Relaciones Exteriores de Panamá, Isabel de Saint Malo, deja en claro que lo que estaba en juego, incluso para Roma, era mucho más sustancioso de lo que se había dado a entender
La ministra panameña, de visita en Cuba en estos días, anticipó personalmente a Raúl Castro la invitación para la VII Cumbre de las Américas, que se llevará a cabo en Panamá en abril de 2005, agregando que en el mes de noviembre la invitación será cursada de manera formal.
El encuentro continental reunirá a los jefes de Estado de los 34 países miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que incluye a Estados Unidos y Canadá. En la última asamblea de la OEA que se realizó en Asunción, Paraguay, varias delegaciones de América Latina solicitaron que Cuba participara en la reunión.