“Había que invadirlos con colchones y con almohadas. Y abrirles las puertas de la Argentina, que vengan a jugar al fúrbol, absorberlos. A pueblos, no a ejércitos”. El “plan” –sin duda original y con cierta lógica- es del presidente saliente del Uruguay, José “Pepe” Mujica, (en marzo dejará el lugar a Tabaré Vázquez, que ha vuelto a ser elegido), para resolver de una vez por todas la vieja cuestión de las islas Malvinas que se disputan Argentina y Gran Bretaña.
No más guerras como aquella –trágica- de 1982. “Ese partido había que ganarlo con las mujeres. Con las mujeres. Cruzar, casar, todo. Sí, sí, eso era una invasión “a cobija”. No puede ser que mil tipos te tengan dominado”, dijo con el estilo directo que lo ha hecho famoso.
Lo cierto es que sacar a los “kelper” –como se denominan los habitantes de las islas- parece ser bastante difícil: en el último referendum que se llevó a cabo el año pasado, el 98,8 por ciento de los votantes eligió seguir bajo la protección de la reina. Por eso la idea de reforzar los vínculos socioculturales con los 2.932 isleños, incluso por medio de una “invasión” pacífica y –por lo menos para los hombres- nada desagradable, podría, en efecto, dar frutos imprevisibles.
¿Que en Buenos Aires estén dispuestos a aceptar el consejo…?