EXPOCANNABIS URUGUAY. El penetrante perfume de la marihuana en la primera exposición dedicada a la planta que acaba de ser legalizada en el país sudamericano

Cannabis hecha en casa
Cannabis hecha en casa

El Uruguay transgresor, el primer país latinoamericano en legalizar el casamiento gay con adopción, el primero en liberalizar el cultivo y el consumo de la marihuana, el primero en recibir prisioneros de la tristemente famosa base de Guantánamo en la isla de Cuba, exhibe sus transgresiones a la luz del sol.

El perfume, un perfume característico, es lo primero que percibe el visitante al entrar al salón. No el olor de la combustión de la marihuana, aclara inmediatamente el que entiende de estas cosas. Es el olor de la planta, más exactamente de la flor femenina de la plantita de cannabis, la más buscada, la que más aprecian los cultivadores por el contenido psicoactivo que el arbusto masculino no tiene. Unos pasos más, y el mundo del psicoplacer está al alcance de la mano. Los stand, cerca de cuarenta, exponen de todo: plantines, valijas fabricadas con fibra de cannabis, equipamiento para el cultivador doméstico que no dispone de un jardín o una terraza, utensilios para el cuidado de las plantas y fertilizantes para aumentar el rendimiento.

Es Expocannabis 2014, naturalmente en Uruguay, donde desde hace un año, en diciembre de 2013 la ley permite el cultivo, consumo y venta de la marihuana. Con algunos límites per capita, sin duda, aunque ampliarlos será solo cuestión de tiempo. Por el momento –desde el mes de agosto- cualquiera puede solicitar un permiso como libre cultivador de marihuana. Todo gratuitamente, ni siquiera hay que pagar un estampillado. Para facilitar la operación se han habilitado 63 puntos, prácticamente todas las oficinas postales del pequeño país sudamericano. Dentro del horario de atención al público, el interesado se puede inscribir en un registro del Insitituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA) para iniciar su actividad. Un certificado de domicilio y una factura de agua o de teléfono es toda la documentación que se requiere. Las únicas restricciones: solo pueden inscribirse ciudadanos uruguayos o que posean permiso permanente de residencia. En 30 días llega la autorización al domicilio junto con la licencia–con validez de tres años- que habilita para cultivar las 6 fatídicas plantitas “femeninas” por cada casa. Por una cantidad cultivable anual máxima de 480 gramos.

La industria de la marihuana todavía es incipiente en Uruguay pero promete bien para el futuro y atrae inversiones. En Expocannabis hay gente que viene de España, de Holanda y de Alemania para vender armarios patentados o carpas que conservan el microclima adecuado según las necesidades.

Y los que buscan un poco de cultura, además del placer, pueden recorrer la muestra sobre la historia de la marihuana y la fibra de cannabis en Uruguay, desde que el español José Reguera cultivaba la planta a orillas del arroyo Pantanoso hacia fines del siglo XVIII, para producir cuerdas e hilados para la corona española, hasta la ley 19.072 que se votó a fines del año pasado.

Entrada: 150 pesos uruguayos, algo menos de 5 euros al cambio oficial.

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