“¡Ojalá nos perdonen! Dijo ayer en La Habana, en el curso de una conferencia de prensa, uno de los comandantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) –Pablo Catatumbo- refiriéndose a la espantosa matanza de 2002 en la que perdieron la vida 79 colombianos refugiados en una iglesia en la localidad de Bojayá. En aquel momento los combatientes de la Farc -grupo armado marxista que opera en el país desde hace más de 50 años y desde hace dos años comenzó a negociar en Cuba acuerdos de paz con el gobierno del presidente Manuel Santos- se enfrentaron con un grupo de paramilitares de derecha y dispararon un proyectil que por error cayó en una pequeña iglesia donde se habían refugiado numerosos pobladores. En la explosión murieron 79 personas, de las cuales 48 eran niños y varios ancianos. El comandante Pablo Catatumbo, dejando de lado por un momento el texto escrito que estaba leyendo a los periodistas, expresó el dolor del grupo armado por los hechos ocurridos hace doce años y exclamó visiblemente emocionado “¡Ojalá nos perdonen!”.
En estos últimos días en las conversaciones de paz se está tratando el tema de las víctimas del conflicto (más de 7 millones) y por esa razón desde hace varias semanas, acompañadas por la Iglesia Católica Colombiana, se suceden visitas de delegaciones de diversas regiones del país para exponer “el punto de vista de las víctimas”, o mejor dicho de los familiares de las víctimas. En el Hotel Palco de la capital cubana se habló de la matanza de Bojayá y al mismo tiempo, a puertas cerradas y sin la presencia de periodistas, los presentes quisieron recordar a los colombianos que perdieron la vida en aquella masacre con una ceremonia religiosa presidida por tres sacerdotes católicos miembros de las delegaciones. Iván Márquez, jefe de los negociadores de las Farc, relató que “fue muy emotivo, tendieron en el piso una tela con las fotos de las 79 víctimas”.
Tras 4 horas de conversaciones entre las delegaciones y los negociadores de ambas partes, en la conferencia de prensa, con la presencia de los países garantes, Cuba y Noruega, así como de la ONU, Leyner Palacios, jefe de la delegación de Bojayá declaró: “En nuestra memoria está grabado de forma imborrable el dolor que produjo esa masacre. El perdón solo lo puede otorgar cada víctima, cada sobreviviente, por eso nosotros llevaremos a nuestras comunidades esta declaración de petición de perdón que hoy ha hecho las FARC”. Y agregó: “Lo mejor y más convincente es el compromiso de no realizar más agresiones a la población civil”.