12.500 chinos trabajarán directamente en la construcción del canal interoceánico de Nicaragua, tal como decenas de miles de sus antepasados desembarcaron en Panamá al final del siglo XIX para construir el canal de ese país. Mucho trabajo, poca alimentación y las enfermedades diezmaron la vanguardia del celeste imperio, pero con ellos China echó raíces en el continente americano. Raíces que se hicieron cada vez más profundas a lo largo de las décadas hasta llegar a nuestros días, con el nuevo canal y una epopeya que se repite, pero esta vez en otro contexto y bajo condiciones diferentes. En efecto, los chinos son los principales accionistas del canal, con una inversión que ronda los 50 mil millones de dólares.
La presencia china en América Latina ha pasado a ser estratégica para la política expansionista del gobierno de Beijín. Así lo afirmó una vez más el presidente Xi Jinping durante un congreso de líderes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe, CELAC -bloque de 33 países de la región- reunidos por primera vez en Beijín. Las inversiones chinas –prometió su presidente- alcanzarán los 250 mil millones en los próximos diez años. Energía, construcción de infraestructura y agricultura son los sectores donde se concentrarán estos capitales.