El primero que no podía creerlo era precisamente el portavoz de la Policía Nacional de El Salvador que redactaba el parte diario de las muertes violentas por la guerra entre bandas o entre las pandillas y las fuezas del orden. “Ayer, 22 de enero de 2015, es el primer día del año en que no se reporta NINGÚN HOMICIDIO en El Salvador”. Y no fue el único azorado por la noticia, considerando que en los primeros 17 días de 2015 no hubo ninguno con menos de diez asesinatos. En efecto, en este comienzo de año el total contabilizado por las autoridades policiales es de 239 victimas, 14,1 diarias. Un promedio altísimo, el más alto de América Latina, que hace retroceder el reloj a febrero de 2012, el mes que precedió a la famosa tregua entre las maras Salvatrucha 13 y Barrio 18 auspiciada por el gobierno del entonces presidente Mauricio Funes.
La explicación de la impactante noticia fue proporcionada por Raúl Mijango, el principal mediador, junto con el obispo Rómulo Emiliani, de la tregua de aquel momento. La reducción obedece a una “decisión” que han tomado las cúpulas de la MS-13 y las facciones Revolucionarios y Sureños de Barrio 18, quienes ordenaron a sus respectivas “tropas” que suspendieran los hechos de violencia. Según las declaraciones de Mijango, la decisión está vigente desde el sábado 17 y su continuidad depende de la respuesta del gobierno, encarnado hoy por el presidente de El Salvador, Sánchez Cerén. Al igual que Funes, Sánchez Cerén formó parte de la ex agrupación guerrillera del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, pero que a diferencia de aquel no parece dispuesto a recorrer el camino de la negociación –aunque sea oficiosa- con las maras de su país.