Más de dos millones de personas en América Central –que sufren las consecuencias de sequías prolongadas- necesitan ayuda alimentaria. La alarma proviene del Programa Alimentario Mundial (PAM), la agencia de las Naciones Unidas que monitorea la situación alimentaria. El impacto de la sequía en la producción sería particularmente grave en Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, y afecta la seguridad nutricional de sus poblaciones. Según el informe del PAM, que concluyó en diciembre y se elaboró en colaboración con otros organismos de la ONU, para hacer frente a la situación las familias centroamericanas redujeron gastos en salud y educación, mientras aumentó la venta de tierras y animales, sumado a la mendicidad y la emigración. Para los especialistas del PAM –que prestarán apoyo a los gobiernos de los países damnificados- la situación de emergencia continuará hasta agosto, cuando está prevista la próxima cosecha.
El informe detalla que la inseguridad alimentaria moderada y severa afecta aproximadamente a 874.000 personas en Guatemala, 682.000 en Honduras, 85.000 en El Salvador y 460.000 en Nicaragua.