Cincuenta y cinco minutos cara a cara, en un clima cordial y distendido, durante los cuales el presidente Raúl Castro le agradeció al Papa Francisco todo lo que ha hecho la Santa Sede para favorecer el deshielo en las relaciones con los Estados Unidos. Se habló también de la agenda del viaje del Pontífice a la isla caribeña, previsto para el próximo mes de septiembre. La audiencia tuvo lugar en el estudio personal del Papa, en el aula Pablo VI.
Castro llegó a la “Plaza del Hongo” (llamada así por la escultura central que parece precisamente un hongo), donde se encuentra la segunda entrada del aula Pablo VI, a las 9.30, y fue recibido por el Prefecto de la Casa Pontificia, Gaenswein. Luego lo saludaron el Sustituto de la Secretaría de Estado, Becciu -quien anteriormente fue nuncio apostólico en Cuba- y el “Ministro de Relaciones Exteriores” de la Santa Sede, Gallagher.
A continuación tuvo lugar el cara a cara con el Papa, quien recibió a Raúl con un “¡Bienvenido!”. “El encuentro –informó el director de la sala de prensa de la Santa Sede –fue sumamente cordial. El Presidente –como declaró él mismo a los periodistas antes de abandonar el Vaticano- quería agradecer al Santo Padre por el rol activo que tuvo en el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos de América; también presentó al Papa los sentimientos del pueblo cubano en la espera y la preparación de su próxima visita a la isla en el mes de septiembre”.
El Papa y el presidente se trasladaron luego a una pequeña sala para la presentación de la delegación que acompañaba a Castro, formada por unas diez personas, entre ellas el vicepresidente del Consejo de Ministros, Ricardo Cabrisas Ruiz, el Ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez y el embajador ante la Santa Sede Rodney López Clemente. El presidente cubano ofreció al Papa una medalla conmemorativa de los 200 años de la catedral de La Habana y un cuadro de arte contemporáneo que representa una gran cruz hecha con restos de barcos superpuestos y frente a la cual se ve a un migrante rezando.
El pintor cubano Kcho, che estaba presente, explicó al Papa que estaba inspirado en el compromiso de Francisco para llamar la atención del mundo sobre los problemas de los migrantes y los prófugos, ya desde su viaje a Lampedusa en julio de 2013. El Papa regaló a Castro su exhortación apostólica «Evangelii Gaudium» y un gran medallón que representa a san Martín de Tours cubriendo a un pobre con su capa. El Papa observó explicitamente que éste es un regalo que hace con especial placer “porque recuerda no solo el compromiso de ayudar y proteger a los pobres sino también de promover activamente la dignidad”.
Después de despedir a sus huéspedes, al abandonar el aula Pablo VI el Papa dirigió un saludo a los periodistas, les pidió que recen por él y agregó “¡Seguramente les arruiné el domingo!”.
Al finalizar el encuentro que tuvo después con el pimer ministro Mattio Renzi, el presidente Castro declaró: “Leo todos los discursos del Santo Padre, y si sigue hablando así yo también, que soy comunista, volveré a la Iglesia Católica. Y no lo digo en broma”. “Cuando el Papa venga a Cuba –agregó- prometo asistir a todas las misas que celebre”.