INDÍGENAS EN ARMAS EN EL NICARAGUA SANDINISTA. Grupos de miskitos reaccionan contra los colonos que ocupan su territorio. Muertos y cientos de prófugos

Lucha por la tierra. Foto La Prensa/J Garth
Lucha por la tierra. Foto La Prensa/J Garth

La “guerra por partes” que reiteradamente denuncia el Papa Francisco también incluye los microconflictos locales que enfrentan comunidades indígenas y terratenientes, ganaderos y colonos en muchas partes del continente. Es lo que ocurre en Nicaragua, donde ha vuelto a pasar a primer plano el conflicto entre indígenas y personal de las empresas que explotan las riquezas agrícolas y mineras de la zona. Los enfrentamientos comenzaron a principios de mes y ya causaron 9 muertos (7 indígenas y 2 colonos) y numerosos heridos graves. Las tensiones se deben a la puja por el control de las tierras de los indígenas miskitos, que habitan el territorio colindante con el municipio de Waspam, en el límite con Honduras, al norte del país.

El Obispo Auxiliar del Vicariato de Bluefields, que incluye la zona de los enfrentamientos, Monseñor Zywiec, explicó que el problema se originó por la cesión de tierras comunales –prohibido por la ley- que hicieron algunos indígenas, venta que en la mayoría de los casos no está documentada y se concretó bajo amenaza. Los indígenas acusan también a los colonos de expulsarlos de sus tierras ancestrales, de destruir los recursos naturales y de contaminar la zona.

Todo esto provocó la reacción de los indígenas y la consiguiente respuesta armada de los “invasores”, como llaman los miskitos a los extranjeros. Según la prensa local, cerca de setenta hombres miskitos se proclamaron “autodefensas comunitarias” y se organizaron con armas de fuego y uniformes militares para coordinar el desalojo de los trabajadores –provenientes en su mayoría de las regiones centrales del país- de una explotación minera cercana. Fuentes de la Policía Nacional informaron que en las últimas semanas habrían incendidado 18 viviendas de colonos.

Cuando se produjeron las primeras muertes –de ambas partes- intervinieron las fuerzas del Ejército y la Policía para restaurar el orden. Pero los miskitos no confían en ellos y denuncian que el líder de los colonos –con los cuales el gobierno ha intentado organizar una mesa de negociaciones- es precisamente un ex capitán del Ejército nicaragüense, Erasmo Flores. También denunciaron que se han intensificado los sobrevuelos en la zona del conflicto, cuyo propósito sería abastecer a los colonos con armas, municiones y alimentos, e implicaría que están involucrados el ejército nicaragüense y el gobierno de Daniel Ortega (aunque el portavoz de las Fuerzas Armadas desmintió que el Ejército haya efectuado los vuelos).

Por otra parte, el agravamiento de la situación está provocando otro problema: el desplazamiento de familias completas que, por miedo a las milicias armadas, se están refugiando en Waspam y Puerto Cabezas, dos centros importantes de la región. La prensa local informa que a Puerto Cabezas ya llegaron 188 familias con 530 niños. El sacerdote católico de Waspam, Cristóbal López, explicó que hace años que los indígenas toleran el conflicto por la tierra. “Pero ahora se veían privados de sus propias cosas y salían heridos. El pueblo reclama justicia porque han sufrido muchos abusos”, acusó el religioso. La comisión ecuménica pastoral de Waspan también pidió al gobierno que se comprometiera para encontrar una solución pacífica, y el obispo de Bluefields ha propuesto que se instituya una “Comisión de la Verdad”.

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