LOS CATÓLICOS Y EL NOBEL. Dentro de pocas horas será asignado el Nobel de la Paz. Las indiscreciones hablan del Papa Francisco

El ultimo Nobel fue para Malala
El ultimo Nobel fue para Malala

Asignar el Premio Nobel de la Paz 2015 al Papa Francisco, aunque fuera junto con otra personalidad obviamente no católica, provocaría un enorme revuelo y sería algo bastante insólito. Recién mañana viernes a las 11.00, hora de Roma, sabremos el resultado. Por el momento, las indiscreciones que llegan de Oslo confirman que la “pareja” Papa Francisco – Maestro budista japonés Daisaku Ikeda se encuentra, para usar una fórmula trillada pero oportuna en este caso, en “pole-position”. Todo hace pensar que los cinco miembros del Comité _que cada año elige el Parlamento noruego (en este caso todos de fe protestante)- ya decidieron y votaron.

Los “jurados” del Nobel nunca fueron particularmente amistosos con las grandes figuras del cristianismo. Desde la institución de los cinco premios (1901), a los que se sumó un sexto –de Economía- en 1969, los “galardonados o laureados”, así se los llama, son más de 530 y entre ellos hay poquísimos cristianos (sobre todo católicos). Los más famosos son el obispo anglicano sudafricano Desmond Tutu, la Madre Teresa de Calcuta, Adolfo Pérez Esquivel (argentino como el Papa Bergoglio), Lech Walesa, mons. Carlos Felipe Ximenex Belo, , John Hume, Kim Daejung y el padre Georges Pire. Es cierto que la religión de pertenencia no tiene relación con los requisitos para merecer el Premio, pero también es cierto que científicos, literatos y hombres de paz nunca faltaron entre los cristianos -al contrario- y sin embargo… La mayoría de los numerosos miembros que se sucedieron en el jurado que asigna los Nobel por la Paz casi siempre consideraron que el catolicismo era una religión restrictiva de los derechos humanos, y ese prejuicio influyó negativamente en muchas decisiones. Para citar un ejemplo, y no es el único, recordemos a Juan Pablo II, a quien le fue negado el Premio más de una vez porque se oponía al aborto y eso, para la mentalidad y la formación de los “jurados” de aquel momento, era una “discriminación de las mujeres”. Todavía están frescas en la memoria las declaraciones de Gunnar Staalseth, obispo luterano de Oslo, que en 2001 declaró que ningún Papa recibiría jamás el prestigioso Premio porque las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la anticoncepción favorecían la muerte y no la vida. Staalseth también había sido miembro del Comité para la asignación del Nobel. Más en general, en muchas “adjudicaciones” de otros Premios Nobel (asignados en Estocolmo y no en Oslo, como en el caso del Nobel por la Paz), en numerosas oportunidades se ha visto la exclusión de científicos católicos o cristianos porque en la mentalidad de los jurados –por lo menos de la mayoría a lo largo de los años- se había arraigado una convicción curiosa, mitad prejuicio y mitad ignorancia: la imposibilidad de conciliar la fe y la ciencia. Sería suficiente recordar el caso del profesor Nicola Cabibbo, italiano (Roma, 10 de abril de 1935-Roma 16 de agosto de 2010). En 2008 el Nobel de Física fue asignado al estadounidense Yoichiro Nambu y a los japoneses Makoto Kobayashi y Toshihide Maskawa por un descubrimiento del profesor Cabibbo, cosa universalmente reconocida y certificada, pero él ni siquiera fue mencionado (el descubrimiento se denominaba “Matriz Ckm” de la Física de las partículas, nombre derivado de las iniciales de los tres investigadores: Cabibbo-Kobayachi-Maskawa). Como observaron numerosos científicos cuando se conoció la asignación, el profesor Cabibbo tenía un “handicap”: era católico y había sido Presidente de la Pontificia Academia de las Ciencias. No podemos saber cuán fundado era el juicio de la época, pero en aquel momento resultaba plausible plantear la sospecha, visto que el “silencio” sobre Cabibbo era estruendoso y escandaloso.

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