“REAPARECIDA” A LOS 37 AÑOS. Claudia, la nieta recuperada número 117 y sus cuatro padres. El reencuentro con la familia biológica

Claudia con sus dos abuelas durante la conferencia de prensa. Foto: AFP/Andrés Larrovere
Claudia con sus dos abuelas durante la conferencia de prensa. Foto: AFP/Andrés Larrovere

“Ahora tengo cuatro padres”. La recuperación de la identidad robada, para los niños que fueron sustraídos a los desaparecidos durante la dictadura militar argentina, pasa también por “imágenes” como esta. Palabras que hoy son de Claudia –otros ha dicho frases semejantes en el pasado-, la “nieta recuperada” número 117 que gracias a la organización argentina “Abuelas de Plaza de Mayo” pudo reencontrarse con su familia biológica y reunirse este viernes con sus dos abuelas.

La mujer tiene 37 años y pocos días atrás se llamaba Claudia Buzzo. Ahora tendrá que empezar a usar un nuevo apellido, porque ha resultado ser la hija robada a Walter Domínguez y Gladys Castro, ambos detenidos y desaparecidos en 1977 por los militares, según lo que informó la presidente de las Abuelas, Estela de Carlotto (quien hace poco más de un año había encontrado a su propio nieto, el número 114).

Precisamente el año de su nacimiento –junto con el hecho de que sus padres adoptivos nunca le habían ocultado que era adoptada- hizo sospechar a Claudia que era uno de los tantos niños sustraidos a parejas de desaparecidos y entregados a matrimonios que deseaban adoptar, matrimonios que muchas veces –aunque no siempre- eran cercanos al régimen militar que gobernaba Argentina en aquellos años.

El itinerario que llevó a Claudia a descubrir su propia identidad no fue distinto al de otros anteriores: primero las dudas sobre su identidad, después acercarse a la Comisión Nacional para el Derecho a la Identidad (CONADI), un tiempo para tomar la decisión de someterse al estudio de ADN y por último esperar el veredicto que puede replantear toda la vida. “Lo que he vivido ha sido un shock, de tener una vida medianamente armada (es casada y madre de tres hijos) de repente un panorama que uno no tenía en cuenta”, declaró Claudia en una conferencia de prensa que se realizó en Mendoza, la ciudad donde vive, 1000 kilómetros al oeste de Buenos Aires.

Y por una coincidencia, Claudia Buzzo –ahora Claudia Domínguez Castro- ha vivido todos estos años muy cerca de la casa de una de sus abuelas biológicas, la presidente de las Madres de Plaza de Mayo de la provincia de Mendoza, María Domínguez.

Claudia contó también que había recibido el resultado del análisis de ADN mientras se encontraba de viaje hacia Buenos Aires. “Cuando volví a Mendoza hablé con mis papás adoptivos y lo primero que pensé fue en las abuelas, María y Angelina, que me estaban buscando y que no podía perder un minuto más sin verlas”, dijo emocionada junto a las dos abuelas, María Domínguez y Angelina Catterino.

Claudia dice que ha sido afortunada, porque ha recibido un gran apoyo de sus padres adoptivos y de toda la familia que la ha criado, cosa que históricamente no siempre se puede dar por descontado en este tipo de casos. “”Mi vida fue espectacular, las personas con las que estuve me dieron todo, hicieron que yo fuera lo que soy ahora. Todos me apoyaron y por eso pude abocarme a esto completamente”, concluyó.

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