GRAVE ESTADO DE SALUD DEL CARDENAL BOLIVIANO AMIGO DEL PAPA. De “enemigo al servicio de intereses extranjeros” a hijo ilustre. La Cámara de Diputados condecora al cardenal Julio Terrazas

9 de julio de 2015, Francisco visita al cardenal Terrazas en la clínica de Santa Cruz, en Bolivia
9 de julio de 2015, Francisco visita al cardenal Terrazas en la clínica de Santa Cruz, en Bolivia

El miércoles 2 de diciembre, Gabriela Montaño, Presidente de la Cámara de Diputados de Bolivia, entregó al actual arzobispo de Santa Cruz, mons. Sergio Gualberti, la condecoración “Marcelo Quiroga Santa Cruz” que los legisladores decidieron otorgar al arzobispo emérito de la ciudad, el cardenal Julio Terrazas, quien desde hace mucho tiempo se encuentra gravemente enfermo y cuyo estado de salud sus médicos declararon en los últimos días que es irreversible. Es un gesto que merece ser destacado y aplaudido, aunque llega con mucho atraso. El purpurado, primer cardenal boliviano nacido en el país (el anterior era oriundo de Alemania) hasta pocos años atrás era enfáticamente presentado al pueblo boliviano como “enemigo de Bolivia al servicio de intereses extranjeros, sobre todo estadounidenses”. Durante muchos años el cardenal Terrazas fue el blanco privilegiado de los ataques del gobierno de Evo Morales, del Parlamento y del partido en el poder, y el 15 de abril de 2009 su casa sufrió un atentado con dinamita, cuando afortunadamente el cardenal se encontraba ausente. Hasta el día de hoy no se identificaron los responsables ni los mandantes. En el mes de noviembre del mismo año el gobierno comunicó que los posibles autores del hecho pertenecían a la “Unidad Táctica de Resolución de Crisis (UTARC), agrupación formada por policías que declaraban actuar en defensa de las políticas del gobierno. Pero después no se suministraron más detalles. Por lo tanto, resulta grato saber que hoy los políticos bolivianos reconocen, aunque tardíamente, que Julio Terrazas será recordado como uno de los hijos más brillantes, ilustres y amados del pueblo boliviano.

El periodista Leónidas del Campo, de La Paz, poco antes de la visita del Papa Francisco a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, donde el cardenal Terrazas se entrevistó dos veces en privado con el Santo Padre, escribió: “Fue presidente de la Conferencia Episcopal boliviana durante más de veinte años, arzobispo de Santa Cruz de la Sierra desde 1991 hasta 2013 y es cardenal desde 2001, participando en la elección de dos Pontífices, el último de los cuales fue Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco, su amigo personal, a quien alojará en su casa durante la visita a Santa Cruz de la Sierra. Julio Terrazas ha dejado –lo reconocen todos- su huella en la reciente historia eclesial y social de Bolivia. Desde que pasó a ser arzobispo emérito de Santa Cruz, en mayo de 2013, y sobre todo por razones de salud que lo llevaron al hospital en varias oportunidades, el cardenal Terrazas no volvió a hacer declaraciones. Sin embargo, en vistas de la llegada del Papa, hizo recientemente uso de la palabra para describir la situación de América Latina, de su país y de la Iglesia sudamericana.

La relación con Bergoglio. Terrazas no sabría decir exactamente cuánto tiempo hace que Bergoglio y él son amigos: “No podría afirmar cuánto tiempo hace que nos conocemos o cuántes veces nos hemos visto; es una relación que se fue construyendo a través del tiempo, desde nuestra ordenación sacerdotal, él como jesuita y yo como redentorista, cuando ambos estudiábamos en Córdoba, Argentina. Nuestras casas de formación estaban cerca, fue allí donde nos conocimos. Pero la amistad se forjó durante las reuniones del Celam (Consejo Episcopal Latinoamericano, ndr), donde trabajábamos en diversas comisiones”. Y explica que el hecho de ser vecinos, representando respectivamente Argentina y Bolivia, los llevó a estar sentados uno junto al otro en las asambleas y reuniones. “Además participamos en varios Sínodos de obispos en representación de América Latina”, cuenta el cardenal. Y sigue diciendo: “Tuvimos la suerte y la bendición de estar juntos en la mesa de Aparecida, juntos en la corresponsabilidad: él estaba encargado de la redacción del documento final, que trajo un nuevo entusiasmo a nuestro continente, y a mí me tocó la tarea de ser vocero de prensa”. Y aquí sonríe: “¡Parece que no había nadie más preparado!”.

La palabra “libertad”. ¿Y por qué el Papa Francisco habrá decidido visitar Bolivia en este viaje a América Latina? El cardenal Terrazas cuenta que hace mucho tiempo que Bergoglio deseaba conocer más a fondo el país: “”Entonces yo lo alentaba para que nos visitara”. Pero el purpurado mira hacia adelante, no ha perdido la capacidad de soñar, y refiriéndose al tiempo que se abrirá después de la visita del Papa, dice: “Todos juntos construiremos una Bolivia sin odio, sin rencores, sin insultos, sin trampas espirituales, psicológicas o políticas”. La conversación se desplaza brevemente hacia la política: por una parte Terrazas reconoce que el gobierno de Evo Morales tiene en sus manos el destino del país, por el otro, denuncia la intolerancia que ha puesto en riesgo el valor de la libertad en Bolivia, y explica que “este valor está en peligro en todo el continente”. Se puede concebir la palabra libertad “en un sentido más general” explica el arzobispo emérito, aunque agrega que “la libertad ayuda a construir el bien común  para todos, pero no con la fuerza. Nos interesa la libertad para afirmar y ser partícipes de todo lo que sirve al bien común. Por lo tanto la palabra “libertad”, vuelve a adquirir una dimensión importante en América Latina y de eso nos va a hablar el Papa Francisco”.

Diálogo social. Durante más de una década todo Bolivia esperaba su mensaje dominical en la homilía que pronunciaba en la catedral de Santa Cruz y se transmitía a todo el país por los medios de comunicación. Las homilías de Terrazas señalaban cuál era la posición de los pastores de la Iglesia y en más de una oportunidad sus mensajes fueron considerados como ataques de un opositor político Pero a Julio Terrazas eso no le importaba en aquel momento, y sigue sin importarle, aunque prefiere aclarar: “Si alguno de nosotros, movidos por el entusiasmo, dijo en las prédicas algo que no le gustó a otro, entonces las autoridades pueden convocarnos, dialogar y decirnos: ustedes manejan estos datos, nosotros manejamos estos otros…”. Lo que el cardenal está reclamando es un verdadero diálogo entre ciudadanos, instituciones, Iglesia y todos los otros actores de la sociedad boliviana.

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