Está en riesgo el cargo de Dilma como presidente, pero no solo eso. La maquinaria infernal del impeachment ya se puso en movimiento. El presidente da la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, autorizó sorpresivamente la apertura del proceso contra Rousseff, que fue reelegida en octubre del año pasado para gobernar otros cuatro años. De las varias peticiones de juicio político contra Dilma Rousseff analizadas, Cunha decidió aceptar la que presentaron el 21 de octubre pasado los diputados de la oposición al gobierno brasileño. El juicio político comenzará con la creación de una comisión especial y pasará luego al pleno de la Cámara de Diputados, a la Corte Suprema de Justicia y por último al Senado, donde la Jefa de Estado puede ser absuelta o condenada.
La Conferencia Episcopal de Brasil se pronunció de manera crítica sobre la decisión. En su página web la CNBB declaró que no estaba de acuerdo con la apertura de un juicio político ni con los motivos que aduce el presidente de la Cámara para aceptar la moción de la oposición en este sentido. Los obispos consideran que la decisión no está suficientemente fundamentada y puede agravar la situación nacional poniendo en riesgo muchas conquistas democráticas. “Es necesario caminar hacia la unidad nacional, sin ningún tipo de partidismos, a fin de que podamos construir un desarrollo justo y sostenible”, afirma la CNBB, para la cual el presidente de la Cámara de Diputados habría obrado por “intereses personales”.