Sean Penn ya había encarnado a “El Chapo” Guzmán. Pero en aquel momento el despiadado mafioso de Gangster Squad descuartizaba enemigos furiosos cubiertos de tinta roja y disolvía cuerpos en ácidos que despedían nubes de hidrógeno líquido. En cambio ahora estuvo con “El Chapo” en carne y hueso, y eso es algo muy distinto. Sobre todo porque entre tanto el capo narco fue atrapado de nuevo y volvió a la cárcel de máxima seguridad de la que se había escapado, y el gobierno mexicano de Enrique Peña Nieto afirmó que Penn y la actriz Kate del Castillo fueron “factores clave” para la captura del prófugo más buscado del planeta.
La acusación no es menor, y algún escalofrío debe haberle provocado al famoso actor porque se apresuró a desmentir la versión mexicana durante una entrevista que concedió al programa “60 minutos” de la cadena CBS. “Se creó un mito al afirmar que la visita que mis colegas y yo hicimos a El Chapo fue esencial para su captura, como señaló la procuradora general de México, Arely Gómez. Nos habíamos reunido con él muchas semanas antes, el 2 de octubre, en un lugar que no está cerca de donde fue capturado (Los Mochis, Sinaloa)”, aclaró Penn. En otro momento de la entrevista por televisión el actor dio a entender también que tanto el gobierno de Peña Nieto como el de Estados Unidos siempre supieron dónde se escondía el fugitivo, pero no querían arrestarlo y se vieron obligados a hacerlo por la inminente difusión de la entrevista que él le hizo a El Chapo para la revista Rolling Stone. “Sabemos que las autoridades de México… estaban claramente humilladas porque alguien lo encontró antes que ellas. Bueno, nadie lo encontró antes que ellas. Nosotros no somos más inteligentes que la DEA o los servicios de inteligencia de México. Nosotros teníamos un contacto por el que se nos hizo una invitación”, afirmó el actor.
Penn explicó que al realizar la entrevista a Guzmán su propósito era contribuir a que a la sociedad de Estados Unidos tome conciencia de la responsabilidad que tiene en la lucha contra los narcotraficantes por el enorme consumo, y las consecuencias mortales que eso provoca en la sociedad mexicana. Penn confiesa que en ese sentido no logró su propósito: “Mi artículo fue un fracaso”.