No hay duda que se aplica el dicho “no hay mal que por bien no venga”. Por lo menos para los familiares del narco número uno del panorama latinoamericano después que el colombiano Pablo Escobar quedó eliminado. “El Chapo” volvió a la cárcel y sus hijas cumplen el viejo sueño de aprovechar su fama, que en el ambiente del marketing no tiene demasiadas sutilezas. Bien o mal, lo importante es que hablen, dice otra frase. Encerrado en la misma prisión de la que había escapado, vigilado las 24 horas del día por un ejército de guardias y perros, el criminal más peligroso de México dará su nombre a relojes, juguetes, artículos de cuero, valijas y bolsos e incluso cotillón de Navidad, desde que una de las hijas del narcotraficante registró en el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual el sobrenombre de su padre y obtuvo el derecho a explotarlo. Y eso no es todo. Según parece, aunque la fuente –el portal mexicano michoacantrespuntocero.com - advierte que la noticia debe ser confirmada, también se aceptaron otras cinco solicitudes para la marca “El Chapo” en instrumentos náuticos y equipamiento cinematrográfico y educativo.
El Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual ya había rechazado en 24 oportunidades la solicitud de registrar el sobrenombre del prófugo, revela michoacantrespuntocero.com. La hija del Chapo, la ex esposa Alejandrina Salazar y la última compañera Emma Coronel, habían intentado inútilmente registrar marcas como “El Chapo Guzmán”, “Don Chapo Guzmán”, “El Chapito” y “Joaquín El Chapo Guzmán”. Las solicitudes tuvieron siempre resultado negativo con el argumento de que era ilegal, porque “reproducen el alias o sobrenombre de una persona que es buscada por la Procuraduría General de la República por la comisión de diversos delitos”. Evidentemente ahora que El Chapo no está profugo, la objeción deja de tener vigencia.
La aprobación de marcas registradas relacionadas con “El Chapo” es un nuevo capítulo de una tendencia que se ha ido afirmando en la sociedad mexicana en los últimos tiempos. “Iniciada en el ámbito de la música, la narcocultura ha ganada espacios en el diseño, en la moda de ropas y también en la gastronomía” observa michoacantrespuntocero.com. Los narcocorridos –herederos de los corridos que cantaban las gestas del revolucionario mexicano Pancho Villa- son expresiones de la música popular que ahora celebran a estos criminales, sobre todo en los Estados de la frontera mexicana.
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