PERÚ. MILES DE COMUNIDADES INDÍGENAS ESPERAN SU TIERRA. En los últimos 10 años el Estado ha entregado el título de propiedad a menos del 1% de las que viven en su territorio

Foto de Antonio Sorrentino - Phoss
Foto de Antonio Sorrentino - Phoss

Hoy por hoy viven en Perú 10.529 comunidades indígenas, de las cuales 4.023 no son legalmente propietarias de la tierra que habitan desde tiempos inmemoriales. Desde que se reconocieron legalmente las comunidades indígenas en el año 1920, el Estado peruano ha entregado un título de propiedad legal a 6.538 comunidades indígenas, pero 96 años después falta regularizar más de cuatro mil.

El resultado es desalentador y se desprende del informe elaborado por la ONG “Territorios seguros” que se dio a conocer en estos días. El estudio titulado “Tierras comunales: más que preservar el pasado es asegurar el futuro” fue presentado en Lima y muestra una realidad compleja, porque la falta de un título con validez jurídica impide que una comunidad puede defender eficazmente sus derechos cuando pretenden invadir su territorio o apropiarse de los recursos que contiene.

Con mayor detalle el documento registra que en la última década el Estado peruano ha regularizado la situación de menos del 1% de las comunidades, y todavía hay más de cuatro mil que siguen privadas del título, 1.023 de las cuales son campesinas y 2.356 localizadas en territorio amazónico. El vacío es grave, si se considera que el 49,1 por ciento del territorio de Perú -63 millones de hectáreas- es propiedad de las comunidades rurales, muchas de las cuales no pueden exhibir títulos en caso de necesidad. Pero además, no es una empresa fácil obtener una certificación legal.

Para empezar los trámites que permitan obtener el título de propiedad de un territorio es requisito obligatorio presentar una muestra de tierra en las oficinas correspondientes del Ministerio de Agricultura de Lima. Es difícil imaginar que los campesinos que viven a varios días de distancia de la capital recojan tierra en una bolsa y se pongan en camino siguiendo el curso de los ríos para llevarla a un perito que debería analizarla. Y ese no es más que el primer paso de un largo y complicado proceso que con un poco de suerte –observan los redactores del informe- puede demorar entre 15 y 20 años.

Torna alla Home Page