En las cercanías del famoso monumento a la revolución de Ciudad de México, una larga fila de personas se enrosca desde hace algunos días junto a los edificios que lo rodean. Todas con el mismo objetivo: ver la réplica de la Capilla Sixtina y admirar en su interior las copias de los frescos de algunos de los principales artistas italianos de la segunda mitad del Cuatrocientos ((Sandro Botticelli, Pietro Perugino, Pinturicchio, Domenico Ghirlandaio, Luca Signorelli, Piero di Cosimo e altri).
La “copia” de la Sixtina, que después de Ciudad de México será montada en otras ciudades del país, (Toluca, Puebla, León, Guadalajara e Monterrey) es un ensamble de 2.800 fotografías de alta definición en el que trabajaron 280 especialistas entre arquitectos, ingenieros, diseñadores, fotógrafos y operarios de la construcción, dirigidos por Gabriel Berumen. Estas 2.800 “fotografías finales” son en realidad el resultado de un trabajo previo que duró 170 noches, desde las 20 hasta las 8, en la Capilla Sixtina, que a esa hora está cerrada al público. Los especialistas tomaron 2.700.000 fotogramas pequeños, de 3 cm cuadrados cada uno. Con la elaboración digital de estas pequeñas piezas se pudo obtener el resultado final, es decir, el negativo para la reproducción de la fotografía correspondiente al formato original.
Y parece que efectivamente la copia de la verdadera capilla vaticana, construida entre 1475 y 1481, en la época del Papa Sixto IV della Rovere, del que toma el nombre, está haciendo furor en México. Los organizadores señalan que desde el día de la apertura, el sábado 11 de junio, el número diario de visitantes ha llegado a 21.000 personas, mil más que el promedio del original romano. Por esa razón la exhibición al público prevista hasta fines de julio se ha extendido hasta fines de octubre. Después la réplica comenzará su viaje de tres años por los otros estados de México.