Los obispos del Paraguay, con una breve declaración difundida hace pocas horas, expresaron un “firme rechazo” y una clara “condena al atentado criminal en el que perdieron la vida miembros de las Fuerza de Tarea Conjunta, enlutando a 8 familias, en la mañana de este sábado 27 de agosto, en Arroyito, distrito de Horqueta, Concepción”. “Los obispos del Paraguay elevan sus oraciones por los fallecidos y expresan su solidaridad y cercanía espiritual con los familiares y seres queridos, para que el Señor les fortaleza en la fe, la esperanza y la caridad. La sangre de los hermanos que perdieron la vida en este hecho criminal, irracional y deleznable”, subraya el comunicado, “claman a Dios Padre, desde este suelo (Cfr. Gn 4, 10)”. Los obispos recuerdan que la vida es un valor supremo que no está subordinado a ninguna causa política, social o económica. Al mismo tiempo, piden que terminen los atentados contra la vida y la dignidad de las personas. Es un acto, insisten, “que no tiene ninguna justificación”. “!Paren! !Basta de tanto dolor y luto!”, imploran los obispos, que concluyen su declaración pidiendo al gobierno del Presidente Cartes la rápida identificación de los criminales y que se adopten todas las medidas legales para castigar a los culpables.
Los hechos ocurrieron en el norte del Paraguay, a 450 kilómetros de la capital, en una región donde opera desde hace algunos años un grupo armado de izquierda, de inspiración marxista-leninista, autodenominado “Ejército del Pueblo Paraguayo”. El número total de víctimas desde que la agrupación comenzó sus “acciones de propaganda armada” (es la fórmula oficial que ellos usan para justificar estos crímenes), sumando las de ayer, llegó a 61 personas (18 policías, 11 militares y 32 civiles) y más de la mitad se produjeron durante el actual gobierno del presidente Horacio Cartes. Hasta el momento el EPP, que muchos se obstinan en creer que no existe realmente como grupo político armado, ha perpetrado 114 atentados.
La agrupación criminal nació en 1996 como “Banda de Choré”, dedicada a asaltar bancos, secuestros y narcotráfico. Posteriormente comenzaron a sumarse nuevos integrantes, la mayoría ex miembros del Partido Patria Libre y se reciclaron como grupo armado insurreccional. Los cabecillas del mismo serían Alcides Oviedo y Osvaldo Villalba. En el pasado, la Justicia del Paraguay declaró que tenía pruebas de la relación del grupo con las FARC y el ELN de Colombia.
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