Como conclusión de una historia sorprendente, dos mujeres awá no contactadas de la Amazonia brasileña decidieron volver a su selva ancestral después que fueron trasladadas a la ciudad, casi moribundas, con un helicóptero. Se habían visto obligadas a entrar en contacto con algunos awás sedentarizados, el año pasado, porque estaban rodeadas por madereros y a través de ellos se habían contagiado de gripe y de tuberculosis, enfermedades para las que no tienen defensas inmunitarias. Las dos hermanas – junto con el hijo de Jakarewyj, Irahoa – habían vivido huyendo durante años porque los expulsaron de su tierra, ocultándose de los madereros y atemorizados por las motosierras. «Estábamos asustados… estábamos atrapados», contó Irahoa a Survival. Al resto de su grupo lo obligaron a dispersarse.
Los aliados de los awá en Brasil y los partidarios de Survival de todo el mundo habían pedido a Brasil que interviniera y el gobierno había enviado un equipo de médicos especialistas. Jakarewyj y Amakaria fueron trasladadas en un avión de emergencia a la capital del estado, donde las internaron y curaron. Hoy las dos mujeres han decidido volver a su vida no contactada en la selva, aunque persiste la amenaza de los madereros. Los awá contactados relataron que las dos hermanas hablaban siempre con nostalgia de su selva y que no les gustaban los alimentos y medicinas, a los que no estaban acostumbradas, y tampoco el calor de la aldea. Según parece, al volver a su hogar han borrado sus huellas para impedir que las sigan. «Debemos respetar su decisión de volver a la selva, porque eso es lo que ellos quieren. Aunque sea peligroso, es el lugar que conocen y que aman», dijo Rosana Diniz, de la organización brasileña para los derechos de los indígenas CIMI.
Las tribus no contactadas son los pueblos más vulnerables del planeta. Poblaciones enteras han sido expulsadas por la violencia genocida de extraños que roban su tierra y sus recursos, y por enfermedades para las que no tienen defensas inmunitarias. Pero cuando se respetan sus derechos, pueden prosperar.
Muchos awá contactados afirman que prefieren la vida que hacían antes de entrar en contacto. «Cuando estaba en la selva, vivía bien. Si me encontrara con uno de los awás no contactados en la selva, le diría “no salgas. Quédate en la selva… No hay nada para ti allá afuera”», dijo Wamaxua, un awá contactado reciente. Sin embargo, algunos externos, como los antropólogos estadounidenses Kim Hill y Robert Walker, siguen solicitando el “contacto controlado” de las tribus para integrarlas forzadamente a la sociedad dominante.
La decisión de las dos mujeres parece no obstante constituir una prueba bien clara de que muchos de ellos no solo prefieren la vida en la selva, como antes del contacto, sino que incluso rechazan muchos de los que se consideran “beneficios” del progreso y la civilización.
«Nos sentimos felices de saber que Jakarewyj y Amakaria han recuperado la salud y pudieron decidir autónomamente cómo vivir», comentó hoy Stephen Corry, Director general de Survival. «Los pueblos no contactados son los únicos que deben decidir si comienzan el contacto y el que entra en los territorios de las tribus no contactadas les niega ese derecho. El viaje de las hermanas y su determinación no dan lugar a dudas: las tribus no contactadas luchan sin tregua para vivir en su tierra, y les corresponde a los gobiernos y a la humanidad entera garantizar que eso sea posible».