Sin duda el momento ha sido bien elegido. Faltan pocos día para el balotaje electoral del domingo 15 y el candidato opositor de centro derecha se encuentra en ventaja respecto del saliente Manuel Santos, quien a su vez apostó y apuesta todas sus cartas a los resultados obtenidos en las negociaciones de La Habana. Pero la elección de los tiempos, evidentemente calculada, en modo alguno resta valor a la declaración de principios que el Gobierno y las FARC acaban de suscribir en la mesa de negociaciones. Por primera vez en cincuenta años de conflicto la guerrilla colombiana reconoce su propia responsabilidad, admite que ha cometido crímenes y violaciones y acepta el derecho de las víctimas a recibir justicia. Esto se concretará en el curso de las tratativas y –hecho también insólito- en presencia de una delegación que se reunirá con los negociadores en representación de las víctimas.
Reconocimiento de sus responsabilidades, reparación de los daños, búsqueda de la verdad, garantía de que no se volverá a repetir, principio de reconciliación en la etapa que se abrirá en la sociedad colombiana una vez alcanzado el acuerdo final.
Todo claramente expuesto y aceptado desde ayer, todo formalizado en un documento que tiene el sello oficial. Palabras, se puede pensar, pero palabras que no habían sido dichas ni escritas antes, ni mucho menos aceptadas por lo que significarán en los hechos concretos e incluso en el plano ideológico.
El punto referido a las víctimas del conflicto es el quinto de la agenda en Cuba. La formulación del mismo, al comienzo de los trabajos, era lacónica: “Resarcir a las víctimas está en el centro del acuerdo Gobierno Nacional-FARC. En ese sentido se tratarán: Derechos humanos de las víctimas. Verdad”. Se hizo de manera reservada, sin publicidad. Después se anunció el histórico documento de dos páginas y media que establece los diez principios que regirán la discusión sobre las víctimas.
Un paso fundamental en dirección al acuerdo final, si las elecciones lo permiten. El opositor Óscar Iván Zuluaga, apadrinado por el ex presidente Uribe, ya ha declarado que no se siente “comprometido” por el acuerdo y reafirmó su intención de “revisar” lo que se ha pactado hasta el momento entre el Gobierno y la guerrilla, en caso de ser elegido.

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